2/01/2006 - 17:28h

La bici eléctrica gana terreno

Una bicicleta eléctrica es una bicicleta convencional a la que se le ha incorporado un pequeño motor y unas baterías. No se debe confundir con una moto eléctrica, ya que la bicicleta necesita que pedaleemos para activar el motor. La combinación de ambas fuerzas permite que el desplazamiento sea suave y cómodo. Inconvenientes como la resistencia que produce el viento de cara o las fuertes pendientes quedan minimizados.

Estas bicicletas son fáciles de manejar, similar a una bicicleta convencional. La velocidad se alcanza rápida y silenciosamente, mientras realizamos un agradable ejercicio con las piernas. No es necesario ningún tipo de permiso de circulación ni seguro, por eso cualquier persona puede disfrutar de ellas.

Es un medio de transporte que apenas contamina, y es ligero y menos ruidoso que los demás vehículos. El único inconveniente ecológico es que la electricidad con que se cargan sus baterías en nuestro país proviene en contadas ocasiones de energías renovables.

En España se prefiere usar vehículos a motor, como el coche o la motocicleta, bien porque nuestro territorio presenta más montañas y cuestas o bien por la falta de costumbre de desplazarse pedaleando.

En este contexto, la irrupción en el mercado de la versión eléctrica de la bicicleta puede ayudar a expandir su uso y a reducir el ruido y la contaminación en nuestras ciudades. En China, más de 10 millones de personas ya las usan, y en los paises europeos, más de 50.000. En Itàlia estan subvencionadas.

Desde el punto de vista estético, una bicicleta eléctrica presenta el mismo aspecto que una tradicional. La única diferencia estriba en un pequeño motor -colocado en el eje trasero- que sólo funciona cuando pedaleamos y que se alimenta a partir de unas baterías, situadas debajo del sillín o en las valijas.

Este motor ofrece una ventaja clara respecto a la bici tradicional, porque permite que personas que no sean ciclistas o cicloturistas afronten con comodidad recorridos exigentes o con pendientes, sin necesidad de ningún entrenamiento, gracias a que el verdadero esfuerzo no lo realiza el ciclista.

Detrás de esta nueva modalidad de vehículo, se encuentra un factor tecnológico, puesto que desde hace poco menos de dos años se han empezado a introducir las baterías de litio y modelos más ligeros realizados en aluminio, lo que ha supuesto mayor eficacia y unos precios razonables.

Las bicicletas eléctricas se suman a las opciones disponibles para personas que quieren desarrollar trayectos cortos y, además, ahorrarse dinero. El gasto en electricidad de los motores de estos vehículos es de tan sólo 1 euro por cada 100 kilómetros, lo que constituye un ahorro considerable respecto a la motocicleta o el coche. Utilizar este vehículo también significa olvidarse de trámites burocráticos, porque tienen la misma consideración a efectos legales que las bicicletas normales, tal como hemos comentado.

Además, si es necesario, sirve el seguro de hogar, que también incluye la bicicleta eléctrica, y en caso de que se quiera una mayor protección, se pueden solicitar los seguros de las federaciones de ciclismo, que cuestan entre 50 y 60 euros.

Usuarios y fabricantes de estos vehículos a motor aseguran que ofrecen muchas ventajas: son muy atractivas para las personas con alguna lesión o incapacidad y su cuidado es muy sencillo. La batería se carga cómodamente en cualquier enchufe de la casa, un proceso -similar al que se realiza con el teléfono móvil que tarda como media 6 ó 7 horas y se puede efectuar por las noches para tener preparada la bicicleta al día siguiente. Por otro lado, su peso es ligero. Incluso existen versiones plegables. Su autonomía ronda los 50-60 kilómetros, a una velocidad que llega a más de 25 km. por hora. Cuentan, además, con un sistema de cambio de desarrollos, mediante el cual se puede seleccionar la distancia que se recorrerá en cada pedaleo, de forma idéntica al de las tradicionales.

Tipos de baterías para bicis eléctricas

Las baterías de plomo son las más antiguas, pero aún son las que proporcionan más autonomía. Son las más baratas, también las más pesadas y sólo duran un año por término medio. Las baterías de níquel son más caras que las de plomo, tienen menos autonomía pero, a cambio, duran entre 3 y 4 años. Se recomienda descargarlas completamente una vez al mes para evitar el efecto memoria, el fenómeno por el que pierden capacidad al realizar ciclos de carga irregulares. Las baterías de litio, al igual que las de níquel, también duran alrededor de tres años, aunque se trata de la alternativa más costosa. Presentan dos ventajas: tienen algo menos de efecto memoria y su peso es más reducido que las de níquel. El hecho de que tanto las baterías de litio como las de níquel sean más ligeras provoca que se incremente la autonomía de las bicicletas hasta equipararla con la que ofrecen las de plomo.

Fuente: La Eco

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