30/01/2010 - 22:55h

Las renovables en Catalunya

Eolica en CatalunyaEl consumo mundial de energía se fundamenta en más de un 80%, en la materia que se extrae de yacimientos de carbón, petróleo, gas y uranio, que tienen fecha de caducidad.  Por oposición a las fuentes de energía que se agotan, las fuentes renovables están vinculadas a los procesos que definen el funcionamiento del planeta, como son la radiación solar, el viento, el ciclo del agua, el crecimiento de los vegetales, las mareas, el calor de la Tierra. A pesar de este abanico tan amplio, la realidad se reduce a dos realidades esenciales que posibilitan el resto: el Sol y la Tierra.

 
El término renovable referido a la energía es más preciso que el término alternativa, ya que hace referencia al hecho de que son inagotables. Es evidente que las energías renovables son una alternativa a las fuentes de origen fósil, en el sentido de que algún día será necesario abandonar las fuentes hoy en día convencionales. Pero el término es equívoco desde el punto de vista de que puede llevar a pensar que la fotovoltaica o la eólica por ejemplo, son simples opciones complementarias cuando de hecho, han alcanzado ya un nivel bastante elevado de madurez tecnológica, sobre todo en el caso de la eólica. La apuesta por las energías renovables no se explica sólo por el previsible agotamiento del petróleo y gas. Ahora mismo ya hay otras razones para realizar la transición energética. Se trata, sobre todo, de la contribución de  los combustibles fósiles al calentamiento global, que ya ha sido certificada por la comunidad científica internacional. La hegemonía de las renovables comportaría, además, un alejamiento notable de los conflictos entre estados porque en general, se pueden aprovechar en cualquier lugar del mundo, y no se depende de unos yacimientos localizados en puntos específicos, que son objeto de lucha geoestratégica, como sucede con el gas o el petróleo.

Nuestro contexto

El pasado mes de agosto ha hecho cuatro años de la aprobación del Plan de Enegías Renovables del gobierno español en este campo: garantizar la seguridad y calidad del suministro eléctrico a la vez que se cumplen compromisos internacionales de reducción del CO2 como el Protocolo de Kioto y otros adquiridos con la UE. El PER preve que el 12,1% del consumo de energía primaria provenga de fuentes renovables. Los últimos datos del año 2008 indican que este porcentaje se sitúa en un 7,6%, un incremento de seis décimas respecto al balance anterior.

Se apuntan algunas tendencias interesantes como el aumento de la generación eléctrica a partir de la energía eólica, que crece un 13%, y la solar, que lo hace un 400%. Estos incrementos han permitido compensar la caída de la energía hidroeléctrica y han elevado el porcentaje de produción eléctrica neta de origen renovable hasta el 20,5%. La biomasa, la geotermica y las energías marinas, a pesar de que muestran cierta actividad, todavía se encuentran en un ámbito marginal cuantitativamente hablando. En Catalunya, según datos de 2007 del ICAEN, la participación de las energías renovables en el consumo de energía primaria se sitúa solo en un 2,8%.

La Comisión Europea ha señalado que España se encuentra por debajo de la media de progresión de la implantación de renovables en la UE. La poĺítica del gobierno central en este ámbito ha recibido muchas críticas por parte de la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA) en el sentido de que las regulaciones creadas por el ejecutivo parecen más orientadas a frenar el sector, especialmente en el caso de la fotovoltaica. Esta asociación ha calificado la dependencia española de los combustibles fósiles de "escandalosa".

Energía hidráulica

La energía hidráulica aprovecha el movimiento de una masa de agua para generar electricidad. la potenicia de cada central dependerá del caudal que pueda mover la turbina y de la diferencia de cotas de agua entre la entrada y salida de la instalación, es decir, de la altura de la caída del agua. El tipo de turbina se escoge en función de estos dos parámetros. Las centrales minihidraúlicas son las que tienen una potencia inferior a 10 MW.

Hay legislaciones específicas para cada cuenca hidrográfica. Según la APPA, los últimos años el sector se encuentra prácticamente estancado, a causa de la falta de nuevas concesiones y la dificultad para obtener permisos. Esta energía no alcanzará ni el 60% de los objetivos marcados por el PER en 2010.

El Plan de Energía de Catalunya 2006-2015 tiene relativamente poca incidencia en la hidraúlica y apuesta por la minihidraúlica, con la entrada en servicio de 51 rehabilitaciones o instalaciones nuevas. La potencia adicional en el horizonte 2015 prevista para la primera es de 30 MW, mientras que para la segunda es de 73.

Energía solar
Los principios teóricos de la energía solar fotovoltaica se han descubierto en el siglo XIX, pero esta tecnología, tal como hoy la conocemos, data de los años cincuenta. La base es la transformación de la radiación solar en electricidad a través de la captación efectuada en unos paneles que contienen células de silicio.

La transformación no es del 100% de la energía recibida, sino de un porcentaje mucho más bajo, el 15%, si bien se puede pensar en un aumento del rendimiento de las placas a medida que avance la investigación y aplicación de nuevas tecnologías. En contrapartida, esta fuente tiene la ventaja de que se puede adaptar a todo tipo de espacios, desde el ámbito doméstico, cons los terrados de casas y edificios hasta las enormes extensiones de las huertas solares.

Durante los últimos años, España ha desarrollado una industria fuerte y una gran número de infraestructuras fotovoltaicas, con un gran aumento de lapotencia instalada. La legislación restrictiva adoptada por el gobierno durante 2008 se ha orientado a reducir las retribuciones por kWh y a establecer límites anuales de producción. El objetivo ha sido frenar el crecimiento de los últimos años, que algunos han tildado de excesivo, pero que en cualquier caso, ha sobrepasado con creces la potencia instalada prevista para 2010. Esta política no ha sido bien recibida desde el sector empresarial.

Algunos expertos señalan la importancia de repartir las instalaciones en todo el territorio  y no sólo en grandes huertas solares alejadas de los centros de consumo, ya que se producen pérdidas durante el transporte de la electricidad.

Precisamente en Catalunya, donde no se ha desarrollado tanto el fenómeno de las huertas solares, el Plan de Energía 2006-2015 plantea un crecimiento sostenido de la potencia fotovoltaica hasta llegar a los 100 MW al final del periodo, y se prevé que este crecimiento tenga lugar en escuelas, centros turísticos, zonas deportivas, grandes superficies comerciales, y zonas industriales.

Energía solar térmica
Un tipo de tecnología con mucho futuro se encuentra en las centrales solares termoeléctricas, en los que los rayos solares son utilizadospara calentar un fluido, cuyo calor se transforma en energía mecánica que a su vez genera electricidad. La ventaja es que la generación se desvincula en parte de la instalación del momento, hecho de gran importancia de cara a la estabilidad de suministro. Esta tecnología demanda inversiones elevadas. Hay ya una quincena de empresas que trabajan con esta tecnología; en Andalucía existe una planta  y un centro de investigación de referencia mundial: la Plataforma Solar de Almería.

La otra gran aplicación de la energía solar es la térmica, que se puede aprovechar para diversos usos, como cocina, calentar agua o hacer funcionar máquinas de refrigeración. El sector doméstico y el terciario (hoteles, oficinas, hospitales) son los principales receptores de la energía solar térmica en virtud de las obligaciones establecidas por el Código Técnico de la Edificación, en vigor desde 2006. Pero también como consecuencia del gran número de ordenanzas municipales en mismo sentido existentes tanto en Catalunya como en España. Barcelona y Sant Boi de llobregat fueron pioneras en este campo en 1999. Actualmente hay más de un millón y medio de metros cuadrados instalados en todo el estado, y 1.300 empresas especializadas.

Energía eolica
El uso de la energía eólica es ancestral tanto en navegación marítima como a través de molinos para moler o bombear agua. La generación de electricidad con turbinas de viento se remonta a principios del siglo XX, pero los aerogeneradores modernos no llegarán hasta los años 80.

Esta fuente renovable ha conocido un crecimiento espectacular en España, hasta el punto de que suministró el 11% de la electricidad consumida durante 2008 y situaba al estado español como tercera potencia del mundo después de los Estados Unidos y Alemania.  La potencia instalada supera los 16.000 MW. Actualmente, hay unas 700 empresas especializadas que ocupan a 40.000 personas. 

Durante los últimos años, la energía eólica ha incrementado la competitividad en térmicos económicos, si bien en algunos territorios no ha sido bien recibida por razones medioambientales y de impacto visual.

Este es el caso de Catalunya, donde paradojicamente se ha desarrollado una destacada industria, pero donde esta energía renovable no ha tenido el mismo grado de implantación que el resto el Estado Español. El gobierno catalán ha anunciado una reactivación del sector y el Plan de Energía de Catalunya 2006 - 2015 estima alcanzar una potencia de 3GW, eso sí, compatibilizando la instalación de nuevos parques con la exclusión de ciertas zonas por su valor ambiental o de protección del patrimonio.

Una tendencia de futuro es la creación de grandes parques eólicos en el mar, gracias a la potencia superior del viento y al hecho de que se ahorran los problemas paisajísticos.

Es una opción con un gran desarrollo en Dinamarca, país pionero en este campo, que espera obtener del viento el 75% de la electricidad que consumirá en 2025.

Por lo que se refiere a la energía minieólica, este es un subsector con grandes posibilidades de desarrollo, ya que se puede implantar en lugares alejados de la red eléctrica para el consumo local, eliminando las pérdidas por transporte y distribución y, además, se puede combinar con la energía fotovoltaica. Por definición, se habla de energía minieólica cuando la potencia de los aerogeneradores es inferior a 100 kW. Los centros más avanzados de I+D están investigando como alcanzar el máximo rendimiento de unas infraestructuras creadas para la descentralización de la producción eléctrica, que permiten ver, en pocos años, aerogeneradores en los edificios urbanos.

Biomasa
En un sentido estricto, se defne biomasa como toda aquella materia orgánica que se puede utilizar como fuente de energía. Históricamente, ha sido un conjunto reducido de materia el que se ha destinado con esta finalidad, pero en el contexto actual, es un conjunto amplio y heterogéneo: residuos de origen forestal y agrícola,residuos de la industria agroalimentaria, residuos de fábricas de muebles, fangos de estaciones depuradoras de aguas, la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos.

El aprovechamiento enerǵetico de la biomasa tiene lugar a través de: procesos termoquímicos que están orientados  a la obtención de electricidad, procesos físico-químicos de los cuales se obtienen biocombustibles sólidos (carbón vegetal) o líquidos (biodiésels) y procesos bioquímicos. Según datos de la Comisión nacional de la Energía (CNE),  a finales de 2008 había 420 MW de potencia instalada en plantas de biomasa sólida, que tratan residuos agrícolas y forestales. El objetivo del PER para 2010 para este tipo de plantas es de 1.370 MW. En cambio, las plantas de producción de biogas, que son las que utlizan residuos sólidos urbanos y purines, están a punto de alcanzar el 80% de los objetivos del PER.

El plan de energía de Catalunya 2006-2015 preve incrementar la participación de la biomasa en el balance de energía del país hasta multiplicar por tres la participación en el consumo de energía primaria respecto al año 2003. Por lo que se refiere a la biomasa agrícola y forestal, la mayor parte de instalaciones serán para el aprovechamiento térmico. En el caso del biogás, el uso se orienta a la producción eléctrica hasta alcanzar una potencia de 121 MW en este ámbito.

Energía geotérmica
La energía geotérmica está almacenada en forma de calor bajo la superficie de la tierra y, a diferencia de la solar o la eólica, se genera continuamente. Sirve tanto para producir calor de manera directa como electricidad.

La energía geotérmica se divide entre alta entalpía y baja entalpía. La primera es la que aprovecha yacimientos geotérmicos que se encuentran en determinadas condiciones de presión y una temperatura superior a los 150ºC. La energía surge en forma de vapor o de agua caliente, que se utiliza para producir electricidad. La mayor o menor dificultad de esta energía radica en las características del terreno. La baja entalpía se basa en la capacidad del subsuelo de acumular calor y de mantener una temperatura constante a lo largo del año a profundidades superiores a los 10 m. Ésta es el tipo de geotermia que se utiliza para la calefacción doméstica, y hasta ahora no ha vivido un desarrollo importante ni en Catalunya ni en España. La geotermia de alta entalpía, utilizada para producir electricidad en centrales especializadas, no existe en España debido a la falta de condiciones.

Energía del mar
Se pueden distinguir entre cuatro tipos de aprovechamiento de la energía del mar, todos orientados a la producción de electricidad. La energía mareomotriz se basa en la capacidad de las mareas de desplazar grandes masas de agua que, una vez almacenados en diques, se dejan mover para poner en marcha turbinas que generan electricidad. Esta tecnología es conocida desde hace cierto tiempo.

Otro sistema es la energía mareotérmica, que se basa en la diferencia de temperatura entre las aguas superficiales y las del fondo marino. También se pueden hacer girar turbinas aporvechando la energía cinética de las corrientes marinas. Y finalmente, se puede aprovechar la energía mecánica de las olas, una tecnología que ha hecho grandes avances últimamente, como se ha puesto de manifiesto en el proyecto Pelamis de Portugal.

A finales de los años setenta, el Ministerio de Industria y Energía ha evaluado el potencial de las costas españolas en más de 37.000MW. El año 2002, el informe de la Comisión Wave Energy Utilization en Europa ha obtenido unos valores parecidos. A pesar de las ventajas indiscutibles, como la constancia de las olas y de las corrientes, estos sistemas plantean dificultades técnicas, como la corrosión de las infraestructuras, y económicas, como el volumen de inversiones necesarias para transportar la energía eléctrica a la costa, que son menores en el caso de la mareomotriz.

Autor: Albert Punsola, licenciado en Ciencias Políticas y periodista especializado en temas ambientales.

Fuente: Tecnodebat, publicación del Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales de Barcelona
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