News Soliclima   12/06/2006 - 19:28h

Brasil, cuna del etanol como combustible

Ya en los albores de la era del automóvil, Henry Ford predijo que el alcohol etílico será el 'carburante del futuro'. De hecho, su famoso modelo T funcionaba con etanol.

Por su parte, Rudolf Diesel mostró en la Exhibición Mundial de París de 1900 un motor que funcionaba con aceite vegetal. pero la abundancia del petróleo atrasó la predicción de Ford en casi todas partes.... menos en Brasil, que está hoy en la vanguardia mundial de los combustibles alternativos: este año pretende acerse autosuficiente energéticamente en el campo del transporte a través de su producción de etanol, cuyo uso comenzó a promover desde los años 60 por el interés de sus gobiernos de sacar de la pobreza a unas zonas rurales deprimidas que vivián de la caña de azúcar desde los tiempos coloniales.

El azúcar de caña es el material orgánico más rico en etanol que se conoce. Por ello, la crisis energética de 1973 sirvió de estímulo para que el régimen militar brasileño lo impulsara como combustible alternativo al petróleo. Hasta finales de los años 80, un 80% de los motorores que fabricó Brasil consumían etanol puro. Pero la caída de los precios del crudo y la subida de los del azúcar hicieron que los cultivos de caña se hicieran más rentables para el consumo humano, mientras queç los subsidios para producir etanol se hicieron demasiado onerosos para el Estado. En 1990, la venta de coches de etanol se desplomó.

Ese método de 'consumo forzoso' de etanol asi terminó con la industria al regular los precios de venta, pero tuvo un indudable efecto positivo: creó una red de distribución nacional en un país de dimensión continentqal. En ese campo, EEUU está al menos diez años por detrás de Brasil. Y si Washington redujera su arancel actual de 54 centavos de dólar por galón de etanol brasileño, algo difícil pero no imposible, Brasil podría convertirse en una gran exportador de ese producto al mercado de la superpotencia.

Desde 2003 existe en Brasil una amplia oferta de motores de 'flexibles' (fuel-flex), que puede funcionar con casi cualquier proporción de mezcla, aunque el estándar actual es de 75% de etanol y 25% de gasolina (E75), que representan el 73% de los nuevos coches vendidos (unos 1.3 millones de los automóviles que circulan por el país) y el 40% del consumo total del combustible que se utiliza en el transporte.

Esos motores fueron desarrollados primero por los ingenieros de la filial brasileña de Delphi, el fabricante de componentes de General Motors. Su logro tecnológico fue decisivo: debido a que las condiciones óptimas de combustión del etanol y el petróleo son muy distintas, un motor adaptado para su consumo combinado debe poder ajustarse apropiadamente a la proporción de mezcla utilizada.

Hoy Ford, Fial y Volkswagen han adaptado ese tipo de motores a casi todos los vehículos que se venden en Brasil, donde prácticamente la totalidad de sus 34.000 estaciones de serivio expenden E75. La producción anual brasileña de etanol es hoy de 16.000 millones de litros, casi tanta como la de EEUU, pero a un coste que es la mitad del suyo y del 150% inferior al europeo. En 2010 Petrobras piensa exportar 8.000 millones de litros de etanol al año.Actualmente, un litro de etanol es un 55% más barato que un litro de gasolina en Brasil. Los costes de producción de azúcar en Brasil son tan bajos que su etanol sería más barato que el petróleo, aunque el barril de crudo costara 35 dólares. En las plantas de etanol brasileñas, como la de Sertaizinho, en el estado de Sao Paulo, no se desperdicia nada; los residuos son incinerados para producir la electricidad de sus generadores.

Sin embargo, existe un inconveniente: una sequía grave puede crear una aguda escasez de etanol. En 1990, un sequía privó prácticamente de combustible a los automóviles que consumían etanol puro. Pero hoy, con los motores fuel-flex, esa problema ya no existe, porque los motores se adaptan a cualquier tipo de mezcla disponible.

La industria del etanol ha permitido a Brasil dejar de importar petróleo por valor de 69.000 millones de dólares, un dinero que se ha utilizado en revitalizar la agricultura de las zonas rurales. Sólo en el sureste del país han surgido 250 plantas de procesamiento de etanol y otras 50 más están construyéndose a un coste de 100 millones de dólares cada una. A su vez, cada una de esas plantas crea negocios y empleos indirectos: desde equipos agrícolas a fertilizantes y alambiques.

Fuente: Capital, 1 de junio de 2006


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