La energía solar fotovoltaica genera una electricidad que puede ser vendida a la red eléctrica, pero que también puede alimentar aparatos eléctricos allí donde no llega la red eléctrica -zonas rurales aisladas, zonas montañosas- y es especialmente útil para usos agrícolas o viviendas aisladas.
La energía solar fotovoltaica es una de las energías renovables que se presentan como una alternativa a las fuentes tradicionales como los combustibles fósiles, especialmente desde que instituciones públicas como el Estado español o diversas Comunidades autónomas y municipios ofrezcan subvenciones para facilitar su instalación.
Aquí os presentamos las claves de su funcionamiento.
En los pozos donde es difícil hacer llegar la red eléctrica, utilizar la energía solar para bombar agua es la opción más económica y, por su puesto, la más ecológica.
Unos paneles fotovoltaicos producen energía eléctrica a una tensión de 12 o 24 voltios en corriente continua. Esta electricidad es consumida por una bomba, también en corriente continua, que bombea el agua desde el fondo del pozo a un depósito con una cierta altura. Allí es almacena el agua para su posterior distribución.
Dentro del marco de fomento de las energías renovables puesto en práctica por los sucesivos gobiernos españoles en los últimos años, la inversión en campos fotovoltaicos de venta de electricidad se perfila ya como una opción más que barajar entre inversores dispuestos a buscar nuevos horizontes en los que depositar su capital, con el objetivo de obtener beneficios a medio plazo.
Instalación fotovoltaica sobre instalación agrícola | Paneles fotovoltaicos |
El primer avión movido por energía fotovoltaica, llamado Solar challenger voló 163 millas a 11.000 pies de altura, entre Paris e Inglaterra, en el año 1981 |