News Soliclima   30/05/2006 - 16:42h

La Oficina Española contra el Cambio Climático

El crecimiento económico está dejando demasiada huella en el cielo, España, junto a Canadá, es el país donde más ha crecido la emisión de efectos contaminantes a la atmósfera en los útlimos años. El Gobierno asegura que ya ha tomado medidas, pero que tardarán en notarse. Teresa Ribera, directora de la Oficina Española contra el Cambio Climático, cree que al menos 'este año será un año de inflexión'.

¿ Tan mal está España en sus compromisos de emisión de gases de efecto invernadero ?

España ha crecido de forma importante tanto en lo económico como en demografía en los últimos años y eso ha ayudado en la riqueza. Pero también es cierto que esta prosperidad ha llegado a costa de un crecijiento con un componente de ineficiencia energética importante. Partíamos, en térmicos de emisiones de gases invernaderos y en PIB, de una situación inferior a la media de nuestros vecinos. y seguimos acercándonos, pero hemos ido comiéndonos esa holgura sin que se + hiciera de una manera más sotenible de lo que podríamos haber hecho.

Dentro de ese modelo, ¿ qué es lo que más daña al medio ?

Con carácter general, la insostenibiliad es más imputable al comportamiento de los ciudadanos y a nuestra valoración cultural de qué supone la riqueza que al comportamiento de los sectores industriales. Hemos vivido unos años de un boom inmobiliario enorme, con unos incrementos de los consumos de transporte terrestre en vehículo privado inmenso y muchas veces no nos hemos parado a reflesionar hasta qué punto tiene todo esto sentido económico o ambiental.

Pues ni urbanismo ni transporte dan la sensación de frenarse...

Todos los desarrollos urbanísiticos que se han llevado a cabo con unos parámetros de eficiencia energética muy por debajo de los promedios de la UE. En concreto, cada piso construido es un 40% más ineficiente en calefacción y refrigeración que la media europea. Si tenenmos en cuenbta que cada año se construyen 800.000 viviendas, estamos hablando de 800.000 viviendas un 40% más ineficientes que sus vecinas europeas. Lo más triste es que con un pequeño sobrecoste todo esto se habría evitado. En cuanto al transporte, ha crecido en torno a un 70% respecto a 1990 frente al crecimiento más moderado de otros sectores. Esto nos lleva a pensar que alrededor del 35 ó 40% de las emisiones provienen de este sector si no ponemos remedio.

¿ Y cómo se hace eso ?

Es complicado llevar a cabo un cambio cultural en nuestros actores económicos. Si queremos ser eficientes en térmicos de energía y en términos de emisiones la primera premisa sería reducir los consumos: ahorrar. O consumir del modo más eficaz posible. Segunda gran premisa: aquellos consumos energéticos que se tengan que realizar que procedan en la mayor medida posible de generación renovable. El escenario necesita la complicidad y el consenso de todas las administraciones, los agentes privados y la sociedad. Pero Pero, sobre todo, cada uno de nosotros debe ser consciente de hasta qué punto es responsable de cada acto de consumo. Más allá del precio de la gasolina o la sequía, que nos hacen más responsables en ciertos momentos, hay un coste global en el uso energético del que no somos conscientes.

Pero desde el Ministerio ya se habla de cierto punto de inflexión en 2006.

Y es cierto, claro. Estamos asistiendo a cambios de tendencia significativos. Por ejemplo, vemos cómo el crecimiento de la demanda energética se contiene y se va desacoplando el crecimiento del PIB con el crecimiento de la demanda de energía primaria. Es la primera vez que ocurre. Hasta ahora, la demanda de energía siempre lo hacía por encima, y en los últimos años prácticamente la duplicaba. Y aspiramos a que la apuesta por las renovables empiece a dar sus frutos poco a poco.

El Protocolo de Kioto fija que en 2012 España no podrá superar en un 15% las emisiones de 1990. Ahora estamos por encima del 50% . ¿ Qué cifras realistas se manejan ?

Hay un objetivo oficial, que es quedarnos en el 24% de exceso, tal y como se aprobó en el primer Plan Nacional de Asginación. La idea, por lo tanto, sigue siendo potenciar de forma prioritaria la reducción de las emisiones, porque es la mejor vía de fomentar la eficiencia. Como quiera que no se puede llegar a la meta sólo por el ahorro, el Ejecutivo pensó que dos de los puntos porcentuales que van del 15 al 24% se ganarían a través de sumideros agrícolas y forestales y los siete restantes a través de los mecanismo internacionales de compras de emisiones.

¿ Puede cambiar los objetivos el segundo Plan Nacional de Asignación que se está redctando en estos momentos ?

Está claro que el primer diseño tendrá que revisarse y analizarse en el segundo plan de asignación. El Consejo de Ministros tendrá que decidir cómo reparte el sobrecoste de incumplir con Kioto teniendo en cuenta la situación actual. Hasta qué punto acude a los mercados o hasta qué punto translada esa responsabilidad a los agentes privados con capacidad para actuarl.

Precisamente, los agentes privados son los que más discuten las asignaciones que se les otorgan.

La premisa fundamental es la integridad ambiental. La segunda es la distribución de los derechos con arreglo a la responsabilidad ambiental de cada cual. Si la industria contamina tanto, es eso lo que tiene que pagar. Hay que respetar la competitividad, el empleo del secotr industrial frente a sus competidores extranjeros.

Teniendo en cuenta los problemas de dependencia e ineficiencia energética, el sector de la energía nuclear se ofrece a elevar su peso, toda vez que produce de forma más barata y con menos emisiones.

Todo el mundo sabe que la nuclear tiene otros problemas asociados. Primero: utiliza una materia prima tan finita como el petróleo o el gas, con lo que no nos resuelve la vida. Segundo: require una gran inversión en térmicos de seguridad tanto en la infraestructura como en el funcionamiento y el tratamiento de residuos. Y tercero, en términos de cambio climático tampoco es la panacea a nivel global. Más allá de todo esto, tenemos que ser congruentes con qué modelo estamos transladando. Y creo que la postura más bien contraria del Ministerio de Medio Ambiente hacia la energía nuclear es bastante clara.

Fuente: El Economista, 27 de mayo de 2006


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