News Soliclima 21/07/2005 - 20:10h
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Complemento perfecto de la energía fotovoltaica, debido a que su eficacia aumenta en condiciones metereológicas adversas a aquella, España vive un espectacular aumento de este tipo de renovable
La energía eólica es la energía que posee el viento y que puede ser aprovechada directamente o ser transformada a otros tipos de energía, como, por ejemplo, a energía eléctrica.
El primer uso que se conoce del aprovechamiento del viento data del año 3.000 a.C. con los primeros barcos veleros egipcios. Unos milenios más tarde (s. VII en Persia) surgirán los primeros molinos de viento que permitirán moler grano o bombear agua.
Hoy en día puede transformarse la energía eólica a electricidad con gran eficiencia, gracias a aerogeneradores de grandes dimensiones, también denominados turbinas de viento.
Un aerogenerador está formado por un conjunto de aspas (normalmente tres) conectadas a un rotor que, mediante un sistema de engranajes, está conectado a un generador eléctrico. Toda esta maquinaria (turbina de viento) se coloca a la cima de un mástil o torre donde hay más influencia del viento.
La longitud de las aspas definirá el diámetro del área de barrido de las mismas y, cuanto mayor sea esta área, mayor será la potencia que puede generar un aerogenerador.
Podemos encontrar desde pequeños aerogeneradores de 400 W y 1m aproximadamente de diámetro de aspas, hasta inmensos aerogeneradores de los grandes parques eólicos de 2.500 kW y 80 m de diámetro de aspas.
Para pequeñas instalaciones de uso doméstico o agrario los aerogeneradores más útiles y asequibles son los que tienen un diámetro de barrido de 1 a 5 m, capaces de generar de 400 W a 3,2 kW.
Presentan la ventaja, además, que pueden arrancar a una velocidad de viento más baja que los de mayor tamaño, pudiendo aprovechar vientos más lentos (como brisas marinas o vientos de montaña) y producir más cantidad de energía.
Necesitan una velocidad del viento mínima de 11 km/h para arrancar (frente a los 19 km/h de los más grandes), consiguen su máximo rendimiento a los 45 km/h y se paran con vientos de más de 100 km/h para evitar daños, desgastes o sobrecalentamiento en su mecanismo.
Para conseguir un buen rendimiento es necesario que la ubicación de los aerogeneradores esté en una región muy ventosa, con viento la mayoría de días del año y con una velocidad media anual superior a los 13 km/h.
Cuando un aerogenerador se conecta directamente a una carga, sustituyendo su generador eléctrico, se denomina molino, y su función más extendida es el bombeo de agua.
Es muy usual encontrar molinos para bombear agua con muchas palas, de 15 a 40, que consiguen aprovechar mucho mejor el viento a bajas velocidades.
Los molinos más eficientes pueden arrancar con una velocidad del viento de 4,8 km/h, y tienen la característica de no poder aumentar su velocidad de rotación al llegar a una velocidad del viento determinada, alrededor de 28 km/h.
A partir de esta velocidad, no pueden aprovechar toda la energía del viento y bombean siempre la misma cantidad de agua, disminuyendo así la eficiencia del molino.
Aunque no lo parezca, esta característica es interesante ya que permite conseguir bombear agua de forma más continua, aprovechando tanto los vientos fuertes como los débiles y evitando instalar grandes depósitos de agua.