News Soliclima   25/07/2005 - 16:28h

La energía del Sol: la renovable más familiar

La aplicación de energías renovables y de técnicas de ahorro energético minimizan costes y disminuyen la dependencia de los combustibles fósiles.

La actual tendencia a nivel mundial hacia el desarrollo sostenible, tanto desde los estamentos políticos como desde los económicos, no se debe a una mera moda pasajera. Las energías renovables y eficiencia energética como métodos de minimización de costes y garantía de independencia de las importaciones energéticas, tan sensibles a la coyuntura política internacional, es una herramienta más en manos del inversor.

Los diferentes gobiernos españoles de los últimos años, conscientes de la privilegiada situación de la Península Ibérica, la masa de tierra firme de mayor superficie situada en la parte meridional de Europa, se han adscrito también a este proceso de cambio, y han tomado medidas normativas para fomentar el uso de energías renovables y de proyectos basados en el ahorro energético. Entre estas medidas, se encuentran diferentes tipos de subvenciones a la instalación de sistemas solares que generen agua caliente de uso doméstico, que sirvan de apoyo a la calefacción del edificio, o que generen electricidad para uso propio o para venta a red. Las subvenciones pueden ser estatales, autonómicas y / o municipales, siendo todas ellas compatibles entre sí.

Cabe destacar que, a pesar de ser aparentemente lo mismo, las placas de uso fotovoltaico y las térmicas, generadoras de agua caliente, son técnicamente muy diferentes.

En el caso de las placas solares fotovoltaicas, éstas están fabricadas con un material especialmente tratado que convierte los fotones solares en una electricidad que puede ser usada en el mismo momento de ser generada, -por ejemplo para poner en funcionamiento una bomba de riego que almacena agua en un depósito-, que puede inyectarse en unas baterías para ser usada cuando no luce el Sol, o que puede ser vendida a una compañía eléctrica.

Las placas solares térmicas, por el contrario, acumulan el calor enviado por el Sol transmitiéndoselo al agua que vamos a usar para duchas, grifos o sistemas hidraúlicos de calefacción.

Las instalaciones de energía solar fotovoltaica tienen dos usos principales: uno es el autoconsumo, básicamente de viviendas unifamiliares aisladas de red en zonas aisladas, refugios de montaña o explotaciones agrícolas o ganaderas en zonas rurales de difícil acceso a la electridad. El principal motivo para su realización es la lejanía de una conexión a red.

La energía solar térmica se usa principalmente en bloques de viviendas, viviendas unifamiliares e instalaciones comunitarias con necesidades de agua caliente, tales como polideportivos, centros cívicos o escuelas. Como causa prinicipal para su realización se cuenta el ahorro de costes de combustibles.


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