News Soliclima 9/06/2006 - 13:37h
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El aprovechamiento del movimiento del agua del (olas, mareas, gradiente térmico) es una de las energías renovables menos aprovechada a pesar de su enorme potencialidad. Las olas tienen gran cantidad de energía cinética, aunque el número de ciclos por minuto es muy bajo (de 3 a 30).
Para obtener de ellas energía eléctrica se utilizan convertidores que transforman esas bajas frecuencias en otras mucho más altas. En la actualidad, destacael convertidor de Kyanener (Noruega), de 500 KW. de potencia, que proporciona electricidad a medio centenar de hogares, o la planta de Wizhinja (India), de 150 KW.
Para conseguir electricidad de las mareas se construye un dique que almacena el agua convirtiendo su energía potencial en eléctrica del mismo modo que en las centrales hidráulicas, por medio de una turbina. Es necesario que la amplitud de las mareas sea de varios metros y que la costa permita embalsar gran cantidad de agua sin realizar obras. Presenta el inconveniente de que es una tecnología poco desarrollada y que las labores de instalación y mantenimiento son complejas. La primera central de este tipo se construyó en Francia hace 40 años y consta de un salto de agua de 8 metros, un dique de 750 metros y tiene una potencia que supera los 240 MW.
En cuanto al aprovechamiento del gradiente térmico, el sistema se basa en aprovechar la diferencia de temperatura entre la superficie y zonas más profundas. Los trópicos son los más adecuados para la explotación, ya que en una profundidad de 100 metros existen diferencias de más de 20 grados centígrados. En la actualidad, hay dos plantas en funcionamiento, en Hawai y Japón, con una potencia instalada de 1 MW.
España quire aprovechar el potencial energético del litoral ya que según datos oficiales la energía costera supera los 37.000 MW., lo que ha impulsado la creación de dos prototipos para obtener electricidad apartir de las olas. El primero es una plataforma flotante anclada al fondo marino que emplea un proceso llamado electrolisis, que consiste en convertir la energía en hidrógeno, que posteriormente se almacena y transporta hasta los grupos productores de electricidad. Se calcula que se podría generar más de 610.000 kW/h año.
El segundo consiste en una boya fijada también al suelo marino que se enrollaría como un yo-yo y transmitiría la fuerza de su flotabilidad y desplazamiento a un generador eléctrico. Las boyas están formadas por módulos (6 m2 de superficie y 2 de profundidad) y se calcula que 1 km2 de estos artilugios produciría 270 GW./h. suficientes para alimentar más de 100.000 viviendas.
En la actualidad, hay en marcha dos proyectos de centrales piloto para utilizar la fuerza de las olas.
El primero, en Santoña, Cantabria, se ubicará a poco más de un km. del litoral y ocupará una superficie de 2.000 m2. Constará de 10 boyas gigantes ancladas al fondo marino que suministrarán entre 1.2 y 2 MW. de potencia que podrán abastecer las demandas energéticas de 1.500 familias. El funcionamiento es simple. Al subir y bajar las boyas por la fuerza del oleaje, el agua entra a una bomba hidráulica siendo impulsada para mover un generador que aprovecha la energía y produce electgricidad. La corriente se transmite por cable hasta la costa para ser distribuida a través de la red. Su impacto ambiental será muy pequeño, las balizas no perjudicarán la pesca ni suponen un peligro para los bañistas y pueden crear un pequeño ecosistema ya que actuarán como un arrecife artificial capaz de atraer especies marinas.
El segundo se desarrolla en Mutriku, Euskadi, y empleará la tecnología llamada 'columna de agua oscilante'. El funcionamiento es el siguiente: cuando la ola llega al dique, el agua asciende por el interior de unas cámaras, comprimiendo el aire que contienen y expulsándolo a través de una pequeña apertura superior.
El aire comprimido sale a gran velocidad, haciendo girar las turbinas, cuyos generadores producirán la energía eléctrica.
Las instalaciones, que estarán concluídas el año que viene, ocuparán menos de 100 m. de longitud, con escaso impacto paisajístico y medioambiental, y generarán electricidad para más de 200 hogares.
Expertos británicos calculan que la energía de las olas podría proporcionar hasta el 20% del consumo actual de electricidad en ese país. Entre los proyectos presentados está el denominado AquaBuOY, un sistema que comprende una plataforma flotante anclada a una boya móvil y un tubo vertical sumergido en el agua y abierto por los dos extremos. Las olas hacen que el tubo suba y baje en el agua; a la mitad del del mismo hay un émbolo conectado a dos bombas tubulares que, al contraerse y expandirse, bombean el agua. Las bombas y el agua que las rodea dentro del tubo vertial reaccionan al movimiento de vaivén y el agua sale a presión para accionar una turbina y un generador.
Otro proyecto es Pelamis, de 150 KW, un convertidor-atenuador de la energía de las olas que funciona en aguas de 50 a 60 metros de profundidad. El PS Frog, desarrollado por la Universidad de Lancaster, es una gran pala flotante que se mueve siguiendo el vaivén de las olas. Genera electricidad por resistencia de una masa que oscila en unas guías por encima del agua, en un movimiento muy parecido al del péndulo. El Sperboy es una boya flotante formada por varios tubos sumergidos, una estructura hueca superior y un turbogenerador, y el Wavebob es un sistema auto-reactivo que aprovecha el movimiento relativo de dos masas flotantes con distinta frecuencia de oscilación.
Fuente: M.M. Aller. Diario de Ávila, 29 de mayo de 2006