Esta tecnología es especialmente interesante para mini-ordenadores utilizados en sistemas de monitorización, como el del termómetro. Estos aparatos podrían funcionar sin baterías ni conexión a la red eléctrica, ofreciendo una gran flexibilidad.
Otra tecnología en la que Intel está trabajando es la termoelectricidad. Cuando se hace pasar electricidad a través de ciertos materiales, uno de los lados se calienta mientras que otro queda frío. Esto también funciona al revés, es decir, se calientas uno de los lados y enfrías el otro, se general electricidad.
Intel está aprovechando esta propiedad física para utilizarla en sus chips. Aplicando pequeñas cargas en los dispositivos, se pueden refrigerar los procesadores. La diferencia frente a la refrigeración convencional que se hace con el ventilador es que este procedimiento se puede aplicar en los puntos donde se genera más calor, consiguiendo así una eficiencia más elevada.
Otra aplicación termoeléctrica implica utilizar materiales que generan electricidad aprovechando el calor residual de algunas máquinas y motores. Komatsu, una empresa japonesa que fabrica, entre otras cosas, equipamiento para la construcción, está desarrollando módulos termoelécricos que recuperan el calor residual de sus aparatos para convertirlo en electricidad que el mismo equipo aprovecha, con loque se consiguen eficiencias mucho más elevadas que sus competidores.