El consumo energético en el hogar crece a pasos agigantados. A pesar de que en los noventa la población española experimentó un crecimiento anual inferior al 0,3%, el consumo energético en los hogares lo hizo a un ritmo del 2,5% al año. Y en el resto del planeta sucede lo mismo. De seguir este ritmo, sólo tardaremos 35 años en duplicar el consumo mundial de energía y 55 en tripicarlo.
Así, no es de extrañar que las Administraciones públicas estén focalizando gran parte de sus esfuerzos en desplegar, con mayor o menor fortuna, políticas de concienciación para el ahorro de energía, promoción de energías renovables y políticas de desarrollo sostenible. Buena parte de estos mensajes van dirigidos a los ciudadanos, ya que, según datos de Industria, la energía que consumen las familias españolas representa el 30% del consumo energético total del país.
Una de las prioridades para las Administraciones se encuentra en la calefacción que supone el 46% del gasto energético en los hogares españoles. De ahí que no esté de más seguir los consejos que los expertos proponen para ahorrar energía y dinero en este campo. Desde el Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE) se recomienda, por ejemplo, hacer revisiones períodicas de manteniminento en las calderas individuales. Un buen mantenimiento puede traducirse en ahorros energéticos de hasta un 15%. Del mismo modo, equipos más modernos como las calderas de baja temperatura y las de condensación, aunque son sistemas más caros que los convencionales, pueden suponer ahorros de hasta el 25%, lo que hace que pronto se recupere el sobrecoste.
Otros sistemas, como la tecnología de frío y calor, bombas de calor geotérmicas o el suelo radiante pueden consegir ahorros energéticos en una casa de hasta el 60%. En el caso del suelo radiente, los datos son clarificadores. Este sistema de calefacción posiblemente sea el más limpio y silencioso, además de ser el único recomendado por la Organización Mundial de la Salud. Compuesto por una serie de tubos bajo el pavimiento , el agua circula por su interior a una temperatura de entre 35 y 45 grados, en lugar de los 70-90 grados que requiere un radiador.
Tan importante como conseguir calor es mentenerlo. Aquí juega un papel esencial el aislamiento en el hogar. Según IDAE, pequeñas mejoras de aislamiento, como doble acristalamiento en las ventanas o sellar rendijas de los cajetines de las persianas, pueden representar ahorros energéticos y económicos de hasta el 30% en calefacción y aire acondicionado.
Ahorrar energía y ser más respetuosos con el entorno son las claves en las que se basan las denominadas construcciones bioclimátcas, que tienen en cuenta tanto la correcta orientación del edificio como la utilización de energías renovables en el mismo.
La energía solar térmica, por ejemplo, tiene una aplicación idónea para la producción de agua caliente sanitaria. Con dos metros cuadrados de paneles se puede suministrar hasta el 60% de las necesidades anuales de agua caliente de una vivienda, con un coste medio de entre 1.300 y 1.800 euros. El nuevo código técnico de la edificación obliga a que el 30% y el 80% del agua caliente se genere con energía solar témica.
Cinco dias, 5 de mayo de 2006