Tokio, Roma, Nueva York, Melbourne, Johannesburgo, Bangkok, Berlín, Mumbai (antigua Bombay), Chicago, Houston, Karachi, Londres, Ciudad de México, São Paulo, Seúl y Toronto son las 16 ciudades que componen la coalición mundial contra el cambio climático. Junto a ellas, también se encuentran cuatro empresas energéticas y cinco entidades financieras.
El proyecto, cuyo principal cabeza visible es el ex presidente estadounidense Bill Clinton, tiene como objetivo es proyectos destinados a la mejora de la eficiencia energética de los edificios públicos y privados. Concretamente, se pretende solucionar problemas de aislamiento térmico y de alumbrado interno de los edificios, lo que supondría un ahorro energética estimado entre el 25% y el 50%.
Las empresas energéticas se encargarán de realizar auditorías y definir los proyectos más adecuados para mejorar la eficiencia energética de los edificios. Por su parte, los bancos aportarán asistencia técnica y préstamos por un valor total de 5.000 millones de dólares (3.700 millones de euros).
El ejemplo de la Gran Manzana
Los núcleos urbanos generan tres cuartas partes de los gases de efecto invernadero y del consumo energético; un ejemplo claro es la ciudad de Nueva Cork, que con sus 950.000 inmuebles, es responsable de un 1% de las emisiones de Estados Unidos.
En este sentido, el alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg, ya ha anunciado que aplicará medidas con el fin de reducir las emisiones en un 30% para 2030.
Por otra parte, la pasada semana tuvo lugar en Nueva York la cumbre de alcaldes de las 40 mayores ciudades del mundo (que juntas representan a 250 millones de habitantes). Durante la reunión, donde Madrid y Barcelona también enviaron representantes, se pusieron en común las estrategias que cada una de ellas están adoptando para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.