22/05/2006 - 14:00h

Los hogares consumen la tercera parte de la energía

En manos de todos está compaginar el progreso y el cuidado del medio ambiente ya que cada hogar emite a la atmósfera más de cinco toneladas de CO2 al año
El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) afirma que las familias españolas consumen el 30% de la energía (lo mismo que la industria), la mitad de la cual corresponde al transporte privado, calculándose que el automóvil tiene un gasto medio de combustible de 900 euros año. Se calcula, además, que cada hogar emite a la atmósfera un mínimo de 5 toneladas de CO2 al año de las que más de la mitad proceden de ambos apartados. Si en 1980 una familia de cuatro miembros consumía unos 1.900 Kw/año, la cifra supera actualmente los 3.000, calculados sobre una de 3,5 personas. Algo insostenible, especialmente si tenemos en cuenta que en nuestro país la dependencia energética de los combustibles fósiles es superior al 80%, muy por encima de la media europea. Y es que, aunque la industria española se ha concienciado de la importancia de ahorrar energía, los hogares han duplicado en 20 años el consumo eléctrico. No obstante, parece haberse roto la tendencia creciente y, según el Indice Doméstico de Eficiencia Energética, elaborado por Unión Fenosa en colaboración con IDAE, el año pasado los hogares españoles consumieron un 2% menos de energía que el año anterior. Esta mejora equivale a 326 gigavatios, lo que supone el consumo energético anual residencial de la provincia de Segovia, y a 27 millones de euros, cantidad con la que se podrían adquirir 50.000 lavadoras con etiqueta A, es decir, las que tienen las de consumo más eficiente. Este ahorro ha supuesto, además, evitar la emisión de 312.225 toneladas de CO2 equivalente a las emisiones que producirían todos los turismos españoles tras recorrer 200 kilómetros cada uno de ellos.

Consejos para ahorrar

Como el progreso no tiene por qué estar reñido con el consumo eficiente, desde IDAE se recomienda contratar la potencia que más se adapte a las necesidades, utilizar bombillas de bajo consumo, desconectar la televisión cuando no se utilice (apagarla con el mando a distancia consume unos 15 vatios/hora) y regular el termostato del agua caliente a 60ºC porque, además de ahorrar energía se evitan corrosiones en el depósito. A la hora de comprar un electrodoméstico conviene decantarse por los de clase A. Aunque son más caros que los convencionales, se amortizan antes del final de su vida útil porque consumen menos energía (el 50%) y, en el caso de las lavadoras y lavavajillas menos cantidad de agua y detergente.

Sirva como ejemplo que mientras un frigorífico gasta diaraiamente 2 Kw (hasta el 18% del total del hogar al estar conectado todo el dia), uno de bajo consumo, que presta el mismo servicio, tan sólo la octava parte. En la cocina, utilice baterías de mayor diámetro que la vitrocerámica o zona de cocción y aproveche el calor residual de la placa. Abrir el horno sin necesidad supone perder cada vez hasta el 20% del calor acumulado. Los microondas ahorran tiempo y energía y sirven para preparar algunos platos. Es mejor ducharse que bañarse porque se gasta casi la cuarta parte de agua. De cara a los meses de verano, instale toldos y baje las persianas para reducir los efectos de los rayos solares.

Procure ventilar a primera y úlima hora del día porque el aire de la calle es más fresco que el de las viviendas. El aislamiento taimbién reduce el consumo de calefacción y aire acondicionado. Si tiene un acondicionador coloque el termostato alejado de fuentes de calor (sol, lámparas) y déjelo regulado a 25ºC. Una temperatura más baja no es confortable y supone un gasto innecesario de electricidad. Aproveche la luz natural para iluminar el hogar. Utilice fluorescentes en aquellos lugares que necesiten más luz y durante más tiempo, así como lámparas halógenas y de bajo consumo. Con estas y otras medidas, desde IDAE se afirma que las familias pueden ahorrar hasta el 70% de la energía que consumen.

Transporte eficiente

En cuanto al automóvil, antes de usarlo conviene buscar otra alternativa, obviamente siempre que sea posible (solucionar temas telefónicamente o utilizar el autobús). Gran parte del combustible empleado en recorridos urbanos comprende distancias inferiores a los 3 kilómetros. Por eso, en los desplazamientos al trabajo se puede compartir el coche con los compañeros o utilizar transportes colectivos. De esta forma en trayectos de 15 kilómetros y 400 litros de combustible al año. Pero si es necesario, recuerde que los neumáticos deben llevar siempre la presión correcta y tener hecha la puesta a punto, así como el buen estado del aceite. Se gana en seguridad, se ahorra energía, se alarga la vida del vehículo y se contamina un 10% menos. Una vez al volante hay que evitar los acelerones iniciales porque el estárter actúa automáticamente. Se debe conducir con suavidad respetando la distancia de seguridad, sin forzar las marchas y manteniendo una velocidad regular frenando y acelerando de forma progresiva.

Fuente: Diario de Burgos, 9 de mayo de 2006
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