La lista de barbaridades ineficientes que se ha ido construyendo durante el siglo XX y lo que llevamos del XXI es interminable: materiales no aislantes, edificios mal orientados, desaprovechamiento de los recursos naturales...
Pero esto no durará mucho más tiempo.
El cambio climático es incuestionable, con un 2006 que ha resultado el año más cálido de la Historia de España, y la toma de medidas para reducirlo antes de llegar a un punto de no retorno marcha contrarreloj. La construcción será un sector cada vez más sostenible y la entrada en vigor del Código Técnico de Edificación o la reciente concienciación desde diferentes sectores de la sociedad de la burbuja inmobiliaria española -hasta la ONU nos ha llamado la atención- y de la corrumpción que se encuentra tras ella son un paso más hacia un cambio evidente en la forma de construir.
Otro paso más es el Real Decreto aprobado recientemente por el gobierno, por el cual todo edificio de nueva construcción o en remodelación deberá contar con una certificación energética similar a la que ya tienen los electrodomésticos. Mediante esta etiqueta el comprador sabrá a ciencia cierta qué gasto energético le espera cuando se convierta en inquilino. La etiqueta también tendrá en cuenta la cantidad de CO2 emitido en el consumo de energía.
Cada vez son más los arquitectos que empiezan a implicarse en una arquitectura bioclimática, y de hecho, ese aumento del número de profesionales en el sector es reflejo de la demanda proveniente de la sociedad. En el caso de promociones inmobiliarias que se realizan sin instrucciones previas del futuro inquilino, el sector tiende a ser todavía conservador respecto a los modelos habituales de viviendas, pero existe una larga lista de edificios singulares que responden a los deseos expresos de sus habitantes.
Entre las diferentes opciones existentes, podemos enumerar los edificios con cúpula geodésica -es decir, semiesféricos- que utilizan el 50% de energía que consume una casa de planta cuadrada, o la construcción subterránea que aprovecha la capacidad del subsuelo de mantener una temperatura cosntante a lo largo de todo el año, independientemente de las condiciones metereológicas externas.
De esta manera, una construcción unifamiliar de un solo nivel excavada a ras de suelo y con tejado de material transparente para recibir la luz natural podría procurar una gran tranquilidad frente a problemas de suministro energético o en caso de grandes variaciones rápidas en el clima, fenómeno que predicen algunos expertos.
Ante la pregunta sobre la posibilidad de construir los edificios aprovechando esta idea que aún es experimental, Daniel Corbí, gerente de Corbí Sánchez y Asociados SRL, expertos en arquitectura bioclimática, manifiesta que el ahorro de energía de este tipo de construcciones es claro, dadas las escasas pérdidas al no tener muros externos que intercambien con el exterior. 'Para promociones de chalets es impensable -asegura- porque en esto manda el mercado y el gran público no demanda este tipo de construcciones; le da más importancia a tener vistas bonitas. Pero naturalmente que puede compensar, especialmente en climas cálidos, como el sur de la penínusula. Ahora bien, habría que tener en cuenta diversos aspectos técnicos que no existen en las construcciones convencionales. A tener en cuenta es el tipo de suelo que hay que excavar -pues horadar una subsuelo de roca sadría muy caro- y que un tejado de este tipo tendría un mantenimiento trabajoso, pues sería necesario subirse en él regularmente para limpiarlo. También saldría un poco más caro que los tejados convencionales, dado que sería un material transparente especialmente tratado como aislamiento térmico'.