1/03/2019 - 10:56h

Las ecoaldeas en la península ibérica

Muchos ambientalistas alguna vez se han planteado irse a vivir a una ecoaldea. Si nunca te has preguntado sobre ellas o has deseado conocerlas, en este artículo vamos a resumir todo lo que creemos que debes saber antes de tomar la gran decisión y otras opciones si tan solo quieres descubrirlas por una temporada, por ejemplo durante el verano.

¿Qué es o cómo nace una ecoaldea?

Las ecoaldeas son comunidades intencionales, es decir, grupos de personas que se han unido para emprender juntas un estilo de vida común: en estas comunidades intencionales, el ecologismo es el valor básico.

A menudo una ecoaldea es un antiguo pueblo abandonado que los habitantes más cercanos han decidido recuperar de las runas: es el caso de Artosilla, una ecoaldea situada en la provincia de Huesca, en Aragón.

Son dos las maneras principales cómo surge una ecoaldea:

  • Al margen de la ley: se ocupa un terreno o pueblo abandonado y se inicia un proceso de reconstrucción de las runas sin pedir ningún permiso a nadie. Este grupo de personas corren el riesgo de ser desalojados o acarrear alguna denuncia, pero a veces simplemente no les dicen nada y continúan con su proyecto. Ha sido el caso de la ecoaldea Arcadia, en Girona (Cataluña).
  • Por la vía legal: Unas cuantas familias se unen para comprar unas tierras, en un entorno natural a poder ser. A partir de ahí empiezan proyectos de bioconstrucción o restauración si quedan runas.

En España, la RIE (Red Ibérica de Ecoaldeas) es el organismo que da soporte al conjunto de ecoaldeas existentes, y aparte les da visibilidad. En ella se recogen más de 40 proyectos muy diversos. La RIE colabora con el GEN (Global Ecovillage Network) que es la red de ecoaldeas internacional.

Valores de una ecoaldea

Las ecoaldeas aspiran a la autosuficiencia en todos los ámbitos, incluso a nivel energético mediante energía solar, molinos eólicos y demás sistemas que aprovechan energías renovables. El respeto hacia el medioambiente es el valor fundamental de una ecoaldea, por lo que es normal que muchos sus habitantes pongan en práctica técnicas de permacultura para una mayor comprensión del entorno. Aparte, muchas ecoaldeas tienen una organización asamblearia: se reformulan las relaciones humanas y en consecuencia se crean nuevos modelos de gobernanza que permitan participar realmente de las decisiones y empoderarse como ciudadanos. Luego hay una minoría que contemplan entre sus valores una ética vegetariana o vegana, como por ejemplo la conocida ecoaldea Espiral, situada en un valle paradisíaco al sur de Portugal. A veces los habitantes las ecoaldeas crían a sus hijos en casa y nunca los llevan a una escuela convencional, lo que se denomina educación libre.

Otro pilar de las ecoaldeas es la vida comunitaria: no se trata solo de vivir en armonía con el medio ambiente sino también con las personas, por lo que tienden a la espiritualidad.

Las 4 dimensiones de la sostenibilidad

Los ecoaldeanos se cuestionan qué aspectos culturales, sociales, económicos y ecológicos están entorpeciendo el ideal de vida sostenible al que ellos aspiran. Ellos tratan de abordar las cuatro dimensiones de la sostenibilidad para regenerar el entorno social y natural.

Así enfocan ellos las cuatro dimensiones de la sostenibilidad:

  1. Social: Valores sociales cómo el cooperativismo y la vida comunal en lugar de valores cómo la competitividad y el individualismo.

  2. Cultural: Recuperación reflexiva de la cultura ancestral, aplicando lo que sirve y lo que no en la época moderna. Los ecoaldeanos procuran alejarse del modelo de sociedad de consumo por lo que llevan a cabo una vida austera, pero tampoco quieren ser tribus. Su idea es aprovechar los recursos que ofrece el entorno dónde se emplaza la aldea para no depender de factores externos.

  3. Ecológica: El consumo debe ser consciente. En las ecoaldeas, por ejemplo, los alimentos proceden de la agricultura ecológica y la dieta suele estar basada en productos de origen vegetal.

  4. Económica: Se buscan alternativas al sistema capitalista. El dinero no es demasiado importante en las ecoaldeas pero tampoco es prescindible aún. Al ser autosuficientes no deben comprar los alimentos, y si quieren algo que no tienen, a veces hacen trueques con otras ecoaldeas.

Del campo a las ciudades y ahora de nuevo al campo

Con la revolución industrial pero sobretodo en la segunda mitad del S.XX en España, la migración del campo a las ciudades, que es un proceso muy antiguo, se intensificó. Una parte importante de la gente que se mudaba a las ciudades eran personas ambiciosas que sentían que podían dar más de sí en las ciudades, donde el abanico de oportunidades laborales era mayor. Hoy en día, por el contrario, la ambición mueve a diferentes personas a emprender una vida lejos de las ciudades, dónde esperan desarrollar el potencial oculto que la vida comunitaria y en armonía con la naturaleza les hará descubrir.

Evidentemente quienes mudaban a las ciudades no lo hacían todos ni tan solo por mera ambición, sino porque el sector agrícola estaba en crisis. Actualmente la crisis es ambiental, parece haber favorecido o al menos coincide con éste éxodo creciente hacia la vida campesina.

¿Cómo se sustentan?

Trabajan para el autoconsumo, pero si hay sobrante, pueden hacer trueques con otras comunidades parecidas y así se ayudan. Como es extremadamente difícil vivir sin dinero hoy en día, en las ecoaldeas se realizan actividades lucrativas, en especial talleres de autosuficiencia, agricultura ecológica, vida sana, etc.

Formas de entrar en contacto con una ecoaldeas

Suelen haber tres formas de entrar a conocer una de estas comunidades: A través de voluntariado, visitas, o asistiendo a algún taller allí. También puedes irte a vivir a una de ellas: cualquiera que cumpla los requisitos puede unirse a las ecoaldeas, no son comunidades cerradas.

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