Según John Rowe, presidente del Nuclear Energy Institute, "el renacimiento nuclear se desarrollará lentamente "¦ quizás entre cuatro y ocho centrales a partir de 2016. Si estos primeros proyectos cumplen con sus calendarios y presupuestos "¦ podríamos luego iniciar una segunda ola de construcciones"; pero "los costes asustan "¦ ningún vendedor está ofreciendo presupuestos cerrados y las estimaciones se incrementan sin cesar", y "nada enfriaría más el renacimiento nuclear que encontrarnos, después de 18 meses de haber iniciado una construcción, con 18 meses de retraso", como ha ocurrido en Finlandia. Por ello aconseja no dejarse llevar "por el entusiasmo de las notas de prensa" y advierte que "no vamos a construir nuevas centrales nucleares sin el aval financiero del gobierno federal" norteamericano.
Este baño de realismo que nos ofrece John Rowe, contrasta con la caprichosa carta a los Reyes Magos del Foro Nuclear español, que plantea la construcción de once reactores, empezando el año próximo y hasta el 2030; por mucho que, según el propio Foro, UNESA diga que "no ven huecos [de inversión] claros antes del 2020-2022" debido a los planes gasísticos de las eléctricas. Pretenden, además, que nos metamos en unas descomunales inversiones, garantizadas por el Estado, sin tener la más mínima idea del coste que tendría la electricidad producida ya que, según dicen, "la competitividad de la generación nuclear dependerá en el futuro de muchas variables de difícil determinación."
Como bien dice Juan Manuel Eguiagaray, exministro de Industria y Energía, eso fue lo que ocurrió en los años 80, cuando "hubo que rescatar financieramente a las empresas eléctricas españolas que se habían embarcado en un proceso de inversión
faraónico, [consecuencia de] la construcción de más grupos nucleares de los razonablemente necesarios; lo que llevó, por razones mucho más financieras que de cualquier otro tipo a la llamada moratoria nuclear. Los costes de paralización de proyectos de construcción en curso, así como el saneamiento financiero de las empresas, recayeron sobre los consumidores durante largos años, mediante recargos en el recibo de la luz".
Un poco de seriedad, señores del Foro Nuclear, que los ciudadanos de este país ya hemos pagado más de 700.000 millones de las antiguas pesetas durante los últimos 25 años, y otro tanto por los Costes de Transición a la Competencia, por su carta a los Reyes de los años 70, y no queremos repetir esta carísima experiencia. Si la tecnología nuclear no es competitiva, no pretendan engañarnos con promesas que no pueden cumplir; y si creen que lo es, demuéstrenlo, arriesgando su propio dinero y sin garantías estatales de ningún tipo. Al fin y al cabo eso es lo que dice la Ley 54/1997 del Sector Eléctrico cuando afirma que "en la generación eléctrica se reconoce el derecho a la libre instalación "¦ y se organiza su funcionamiento bajo el principio de la libre competencia". ¿O es que pretenden volver a un régimen de planificación eléctrica con garantía estatal?