El proyecto, desarrollado por los investigadores del Grupo de Agroenergética de la Universidad Politécnica de Madrid, logra la autosostenibilidad energética de sus laboratorios mediante la biomasa vegetal producida por cultivos energéticos en experimentación en los campos de prácticas de la ETSIA. Como materia prima, también aprovecha la biomasa vegetal residual procedente en su mayoría de las podas de viñedos, frutales, árboles ornamentales y restos de cultivos de estos campos.
La experiencia se ha puesto en práctica en la Planta de Producción y Autoconsumo de Biocombustibles Sólidos, lugar de trabajo del Grupo de Agroenergética de la UPM. Las instalaciones incluyen un conjunto de laboratorios y despachos de una superficie aproximada de 200 m2 y dos invernaderos de investigación de cerca de 500 m2, que se han tomado como modelo representativo de lo que podrían ser las dependencias de una explotación agraria.
Recolección de la biomasa
En el proyecto se contempla la cadena energética completa, desde la producción del biocombustible a su utilización. La biomasa herbácea es recogida y empacada en el campo. Tiene una humedad inferior al 15% y puede almacenarse sin peligro de pérdidas por la acción de microorganismos.
Para podas de frutales o sarmientos de vid, es necesario secar el producto antes de almacenarlo para evitar mermas e incluso incendios, por efectos de la fermentación microbiana. Después, la biomasa se hace astillas y se transporta a un secadero con cubierta de polietileno, que utiliza como fuente de calor la radiación solar (efecto invernadero). El sistema tiene un suelo radiante de agua caliente generada en una caldera de biomasa.
Una criba rotativa separa la biomasa según su tamaño. A continuación se muele en un molino de martillos hasta alcanzar un tamaño igual o inferior a 5mm, y se almacena por separado.
Generación de energía térmica
Los tipos de biomasa finamente molida son mezclados para homogeneizar los serrines de diversa procedencia y de ahí pasan a la unidad peletizadora. Los pelets son cilindros de biomasa prensada, de unos 6 mm de diámetro y unos 2 cm de longitud. Estos combustibles sólidos densificados sirven para alimentar tres calderas que producen agua caliente para la calefacción de los invernaderos, laboratorios y despachos del Grupo de Agroenergética de la ETSIA. La energía necesaria para el secadero se obtiene con otra caldera que utiliza biomasa en forma de leña o briquetas.
Una de las calderas sirve como calefactor de un invernadero de 280 m2, dedicado a la producción de plantas acuáticas, que se utilizan posteriormente para la depuración de aguas residuales.
Sistema de climatización
En verano, mediante un cambio en la posición de las válvulas del circuito de calefacción, la caldera alimenta un sistema de absorción basado en el poder absorbente de las sales de cloruro de litio para el vapor de agua. Este sistema es capaz de proporcionar 10kW de frío, con un consumo eléctrico de 106 W, y también agua enfriada a 7º C, que sirve para producir la refrigeración de los laboratorios y despachos del Grupo de Agroenergética. Para ello, se utiliza el mismo circuito de calefacción que alimenta a los termoventiladores.
La instalación se ha realizado con el aislamiento adecuado para evitar condensaciones y los termoventiladores están dotados de una bandeja de recogida de agua de condensación y de un desagüe.
Proyecto emblemático en Madrid
La iniciativa de la ETSIA es uno de los proyectos seleccionados por la Comunidad de Madrid en su segunda "Guía de Proyectos Emblemáticos en el Ámbito de la Energía". Esta publicación muestra las principales contribuciones realizadas en la región al desarrollo sostenible, combinando el uso de energías renovables y medidas de ahorro y eficiencia energética.
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