El secretario general ejecutivo de la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la Unesco, Patricio Bernal, asegura durante la sesión inaugural que aunque se frenaran en este momento las causas del cambio climático, sus efectos se seguirán viendo en los próximos 20 o 25 años. En este sentido, apuesta por obtener en 2050 una reducción del 50 por ciento de las emisiones de CO2 respecto a 1980 para estabilizar la situación, lo que aún así supondría un aumento de la temperatura de dos grados en un siglo.
Bernal también alerta de los peligros del aumento de acidez de la capa más superficial de los océanos y apostó por preparar a la sociedad para adaptar toda su actividad, especialmente la producción, a los cambios que se avecinan. En España, en concreto, pronosticó un desplazamiento de la vegetación y una modificación sustancial de los cultivos. Puso como ejemplo la situación de los vinos de La Rioja, que en su opinión verán alteradas sus propiedades e incluso su sabor actual. Estos cambios conllevarán unas consecuencias económicas y sociales que la sociedad científica no se atreve a definir.
Sí tienen claros otros efectos igualmente catastróficos, tanto en lo que se refiere a la alteración de los litorales como a las afecciones en la biodiversidad marina. El climatólogo John Church, miembro del Programa Mundial contra el Cambio Climático, alertó de que a finales del siglo XXI el nivel del mar podría haberse elevado hasta 70 centímetros, aunque esta estimación dependerá de la velocidad con que se vaya derritiendo el hielo de los polos. 'Existe incertidumbre, ya que el aumento está siendo más rápido que las previsiones realizadas por el IPCC (Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático)'.
Church explica que si bien este fenómeno no es un hecho que ocurra de forma súbita, si influye enormemente en las consecuencias de otros fenómenos como huracanes e inundaciones, cuyos efectos son mayores a causa de las alteraciones en los océanos. Puso como ejemplo de este efecto combinado lo ocurrido en la ciudad estadounidense de Nueva Orleans tras el paso del huracán Katrina.
Alerta además de las consecuencias del cambio climático en la erosión costera, pues el incremento de unos centímetros en la altura del océano puede llevarse por delante metros e incluso kilómetros de terrenos litorales situados al nivel del mar. Esto, asegura, tendrá consecuencias catastróficas en cientos de islas del océano Pacífico. En Europa, explica, países como Holanda, con gran parte de su territorio por debajo del nivel del mar, refuerzan desde hace tiempo sus instalaciones de contención -diques, compuertas...- dentro de sus planes de adaptación para afrontar estos problemas. El director del Centro Oceanográfico de Gijón, Luis Valdés, cifra en 'dos o tres milímetros' el aumento del nivel del mar en el Cantábrico. Destaca igualmente que esta evolución se ha acelerado y que podría continuar en esa misma línea.Mar adentro son las especies animales las que se verán más afectadas por los cambios de temperatura y salinidad del agua de los océanos. Juergen Alheit, miembro del comité científico del Global Ocean Ecosystem Dynamics, un programa mundial de análisis de los ecosistemas marinos, destacó que las alteraciones en los océanos están provocando cambios en la distribución de la biodiversidad oceánica: especies tropicales se trasladan a zonas tradicionalmente templadas, y las habituales de latitudes medias se desplazan hacia el Norte. Alheit pone como ejemplo la situación del bocarte y la sardina, especies que se están multiplicando en aguas donde no era habitual su presencia como el mar del Norte o el Báltico.
El presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces, destaca durante la sesión inaugural tres iniciativas a desarrollar en Asturias en la lucha contra los efectos del cambio climático: el Centro de Estudio del Fondo Marino y el Litoral, el Sistema de Observación Costero y el Centro de la Biodiversidad y Recursos Naturales de la Cordillera Cantábrica.