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Los biocombustibles en la industria aérea
La industria de la aviación comercial ha comenzado a interesarse en el tema, y sólo esto ya debería ser suficiente para convertir los biocombustibles en objeto de consumo masivo. La aviación comercial sólo produce alrededor de un tercio del CO2 que producen los millones de automóviles que hay en el mundo, pero los especialistas dicen que sus emisiones podrían tener aún más impacto, dado que suben a los estratos superiores de la atmósfera.
Al contrario que la industria automovilística, las compañías aéreas se han esforzado en reducir sus emisiones, y el impacto actual es un 70% menor que hace 30 años, medido en pasajero/milla. Es más, se ha formado una alianza de empresas, investigadores universitarios y varias agencias gubernamentales para lograr un combustible aéreo puramente biológico para 2013.
Y éste, es un gran reto técnico. El combustible utilizado en la aviación debe ser muy eficiente ya que un avión tiene limitadas la capacidad de volumen y peso de los tanques, y un combustible menos eficiente que el actual reduciría la autonomía de los vuelos comerciales. Esto significa el etanol y otros biocombustibles usados actualmente no son viables para los aviones.
Además, el etanol y otros combustibles procedentes de productos alimentarios no pueden cultivarse con el volumen que requeriría la demanda de combustible de esta industria. Según las estimaciones, para conseguirlo sería necesario convertir el territorio equivalente a Estados Unidos en campos de trigo
Por este motivo, la investigación se centra en los bio de segunda generación, tales como la jatropa y el babassu, que tienen mayor poder calorífico que el etanol. Una ventaja añadida es que estos aceites no son consumidos por el ser humano, así que no pueden producir subidas en los precios de los alimentos, como hacen los de primera generación.
Pero incluso estos aceites no pueden cubrir todas las necesidades de la aviación. Muchos expertos señalan las algas como la mejor solución a largo plazo. Además, las algas consumen CO2 durante su cultivo, con lo cual la ventaja es doble.
La empresa que lo consiga, se convertirá en el próximo Microsoft o Google.
