-El maíz tiene que ir al plato, no a las plantas de generación de biogas, aseguran cada vez más voces. Muchos piensan que el uso de partes comestibles de las plantas para generar energía, bien sea biogás, bien sea biocombustibles, puede elevar los precios de los alimentos, lo cual es especialmente grave en países en vías de desarrollo, donde las familias destinan la mayor parte de sus ingresos a la alimentación.
Investigadores del departamento de Tecnologías Cerámicas del prestigioso Instituto Fraunhofer han desarrollado junto a varias empresas del ramo un tipo de instalación que funciona solo con desechos de las cosechas, tales como la paja. -Hasta ahora no se usaban estos desechos porque el procedimiento para convertirlos en biogas es más complejo y además son menos eficaces, asegura el Dr. Michael Stelter, director del proyecto.
Otra ventaja que han logrado es que el tiempo de fermentación de la biomasa se ha reducido de los 80 días que duraba hasta ahora a sólo 30, gracias al desarrollo de nuevos procedimientos. -La paja del maíz produce celulosa, que no puede ser utilizada directamente; en nuestra planta de biogás, los encimas dividen la celulosa de forma que fermenta antes, aclara Stelter.
También se ha optimizado la combustión del biogás, para lo que se utiliza una célula de combustible con una eficiencia de un 40 a 55%. El método utilizado normalmente solo alcanza una eficiencia media del 38%. Además, la célula opera a 850ºC.