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Brasil, principal fabricante y consumidor de etanol como combustible

En este artículo publicado orginalmente en el New York Times, se hace un repaso a la situación de la industria del automóvil en Brasil, país pionero del uso del etanol como combustible. De muestra, sólo un dato: un 70% de los coches vendido en Brasil actualmente, disponen de un motor preparado para funcionar indistintamente con gasolina o con etanol.

En los albores de la era automovilística, Henry Ford ya predijo que el 'alcohol etílico' era 'el combustible del futuro'. Pero Brasil ya está en ello. El consumo de etanol, que en Brasil se extrae de la caña de azúcar, ya está tan extendido que algunas gasolineras poseen dos tipos de surtidores, distinguidos por una 'A' de alcohol y una 'G' de gasolina.

La senda de Brasil ha conllevado 30 años, varios miles de millones de dólares en incentivos y muchos tropiezos. 'El combustible renovable ha sido una solución fantástica para nosotros', afirma Roberto Rodrígues, ministro de Agricultura. 'Y también ofrece a otros una salida de la trampa de los combustibles fósiles'.

Durante los últimos tres años, el consumo de etanol en Brasil se ha visto enormemente acelerado por la introducción de los flexi-motores, diseñados para funcionar con etanol, gasolina o una mezcla de ambos. (La gasolina que se vende en Brasil contiene aproximadamente un 25% de alcohol, una práctica que ha precipitado el abandono de petróleo importado). Funcionarios y ejecutivos brasileños afirman que el impuesto estadounidense de unos 14 centavos por litro sobrelas importaciones de etanol extraído de caña de azúcar ha inhibido la inversión extranjera, especialmente por parte de EEUU, pero con el aumento vertiginoso de los precios del petróleo, los cuatro gigantes internacionales que controlan buena parte del sector agropecuario mundial -Archer Daniels Midland, Bunge and Born, Cargill y Louis Dreyfuss- empiezan a mostrar interés.

El auge del etanol en Brasil, que empezó a florecer a principios de década, tras una larga depresión, no es el primero. El Gobierno presentó su original programa 'pro alcohol' en 1975, después de la primera crisis energética y, a mediados de los años ochenta, más de tres cuartas partes de los 800.000 vehículos fabricados en Brasil anualmente podían funcionar con etanol procedente de caña de azúcar.

Pero cuando los precios del azúcar se dispararon en 1989, los propietarios de las fábricas dejaron de ofrecer caña para extraer alcohol, ya que preferían las divisas de los mercados internacionales. A los automovilistas brasileños, los cogió desprevenidos, al igual que a los fabricantes de coches que habían rediseñado su producción para crear vehículos impulsados por alcohol.

La desconfianza de los consumidores no se superó hasta 2003, cuando los fabricantes de coches, empezando por Volkswagen, presentaron el motor flexible en Brasil. Estos motores liberan a los consumidores de cualquier posible escasez en el abastecimiento de etanol. Actualmente, menos de tres años después de que se introdujera la tecnología, más de un 70% de los automóviles que se venden en Brasil, que se espera lleguen a los 1.1 millones este año, poseen motores de este tipo. Por lo general, han entrado en el mercado sin un incremento de precios.

Sin embargo, el auge del etanol también ha planteado problemas de difícil solución. Por ejemplo, el aumento de la producción azucarera llega a expensas de los pastos, lo que ha generado la preocupación de que el ganado, otra exportación en auge, pueda transladarse al Amazonas, lo que provocaría más deforestación.

Los científicos brasileños han trazado el mapa del genoma de la caña de azúcar. Si el Gobierno lo permite, eso permitirá plantar azúcar modificado genéticamente, que podría convertirse en etanol incluso con más eficacia. 'Aún queda mcuho potencial biológico', afirma Tadeu Andrade, director del Centro de Tecnología de la Caña de Azúcar.

Fuente: New York Times, publicado en castellano en El País, 20 de abril de 2006