Los combustibles fósiles cómo el gas y el gasóleo resultan muy rentables, pero no son sostenibles. La biomasa es una alternativa ecológica para calentar los hogares. ¿Qué diferencias hay entre usar una caldera de biomasa y una de gas o gasóleo? ¿Qué beneficios tiene para el medio ambiente pasarse a la biomasa? Éste artículo pretende ayudarte a comparar si estás pensando usar ésta energía renovable.
Los combustibles fósiles tienen una concentración energética mayor, por ende una gran diferencia se haya en la forma de almacenar el combustible. En los sistemas de gas, es subministrado al momento a través de unas tuberías: en los sistemas de biomasa, debemos pensar en un lugar para guardar los pellets o la leña en nuestra casa, normalmente una tolva. El gasóleo también se almacena in situ, pero debido a su mayor contenido energético ocupa menos espacio y el combustible se transporta más fácilmente.
En los demás, la calidad del combustible está estandarizada; no en los sistemas de biomasa, dónde el contenido de humedad puede variar considerablemente, lo que afectará al rendimiento. Además hay combustibles que producen más o menos cenizas, lo que afectará al mantenimiento.
La caldera de biomasa no se enciende inmediatamente como lo haría un sistema con gasóleo (máximo un minuto) o de gas (máximo 5 minutos), sino que la caldera de biomasa puede tardar un poquito más en encenderse, entre 10 y 20 minutos. Igualmente, para apagarlo tardará 20 minutos, mientras que los sistemas convencionales lo hacen de forma instantánea.
Las emisiones de monóxido de carbono son mucho más elevadas (hasta 10,000ppm, o 1%) en un sistema de biomasa, que en uno de gas (<50ppm) de modo que es importante comprobar la buena funcionalidad del sistema con frecuencia y también es recomendable disponer de un medidor de monóxido de carbono.
Los combustibles fósiles y la biomasa son intrínsecamente muy parecidos: ambos provienen de los seres vivos, que captan carbono atmosférico durante su vida y al morir se convierten en materia orgánica, rica en carbono. Cuando quemamos biomasa, igual que cuando quemamos combustibles fósiles, se libera CO2 a la atmósfera. Entonces, ¿cual es la diferencia? ¿Es realmente la biomasa más ecológica? La biomasa es una fuente de energía sostenible y para explicarlo debemos hablar del ciclo del carbono.
El carbono es uno de los principales elementos de la tierra y es, junto con el hidrógeno, el nitrógeno y el oxigeno, uno de los cuatro elementos clave que posibilitan la vida. El dióxido de carbono del aire es incorporado por las plantas durante la fotosíntesis, y también en los animales que comen dichas plantas. Cuando plantas, animales, y otros seres vivos mueren, ése CO2 vuelve a la atmósfera cerrando así el ciclo del carbono.
Cuando usamos combustibles fósiles, estamos liberando CO2 de hace millones de años atrás, y reincorporar este gas de nuevo significa cambiar la composición de la atmósfera; en cambio, cuando quemamos materia orgánica, entonces, no estamos produciendo más CO2, sino que estamos aprovechando el ciclo natural del carbono, pues los seres vivos al ser descompuestos por las bacterias liberan de todos modos CO2 al aire.
Cabe destacar que la liberación de dióxido de carbono por la quema de biocombustibles debería ir acompañada de un plan de reforestación, de modo que el carbono vuelva a ser captado por las plantas una vez haya sido liberado a la atmosfera. Esto no parece un gran problema, pues la biomasa acostumbra a proceder de excedentes industriales o cultivos energéticos; proviene de industrias que se dedican también a plantar árboles, no sólo a cortarlos.
Fuente: https://assets.publishing.service.gov.uk y https://www.forestresearch.gov.uk.