Los digestores en los cuales se amontonan toneladas de maíz, trigo y estiercol líquido procedente de las explotaciones agrarias circundantes fermentan y producen biogás, una mezcla de distintos gases incluido mayoritariamente el metano, que a continuación se utilizan para producir calor y electricidad por un sistema de cogeneración.
Nada es especialmente nuevo pero lo que es sorprendente, sobre todo, es el gigantismo de la instalación. Son 10.000 hectáreas de los alrededores las que abastecen a la fábrica de una mezcla de maíz, trigo y estiercol líquido procedente de dos ganaderías vacunas lecheras. El calor producido se utiliza exclusivamente en la fábrica, que incluso es autosuficiente, mientras que la electricidad se revende a Vattenfall, una de las grandes compañías eléctricas alemana.
En total, la fábrica proporcionada 20 MW, una producción que puede parecer escasa dado al tamaño de las instalaciones pero que puede abastecer a 40.000 habitantes o 15.000 hogares. Su balance de carbono es nulo, es decir, que el CO2 absorbido por las plantas durante su crecimiento corresponde al generado por la fábrica. La ventaja de la biomasa con relación a la energía eólica o a la fotovoltaica, és que no es dependiente del viento y el sol y no requiere otra instalación de producción de electricidad en la red para compensarla en caso de ausencia de viento o sol.
Un último detalle importante: el quilovatio hora producido se subvenciona mucho de conformidad con la ley alemana mediante ventajosa tarifa de rescate de esta electricidad.