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La Comisión Europea eligió mantener el rumbo en cuanto a los agrocarburantes. Las propuestas que se revelarán hoy miércoles 23 de enero van a confirmar el compromiso, asumido en marzo de 2007 por los Veintisiete, de alcanzar un 10% de agrocarburantes en el consumo de energía en los transportes de aquí a 2020. El equipo de José Manuel Barroso debe combinar este objetivo con distintas salvaguardias, con el fin de tener en cuenta las críticas de que es objeto este tipo de combustibles.
 

«Los problemas medioambientales causados por los biocarburantes, así como los problemas sociales, son más importantes que lo que creemos", declaró Stavros Dimas, comisario del medio ambiente. Un estudio redactado por un grupo de expertos encargados de aconsejar a la Comisión sobre las cuestiones energéticas señaló el impacto negativo que tendría sobre los bosques o la seguridad de los suministros recorrer de forma masiva a estos combustibles, que constituyen apenas más de un 1% del consumo europeo.

Y un estudio de la Cámara de los Comunes británica va en el mismo sentido. «Es una trampa creer que se puede apostar por esta clase de tecnología en vez de por una mejor eficacia energética», afirma el eurodiputado ecologista luxemburgués Claude Turmes.

Ante este frente cada vez más amplio, el comisario encargado de la energía, Andris Piebalgs, tomó la defensa de los agrocarburantes, que, a su modo de ver, «implican reducciones significativas de las emisiones de gases de efecto invernadero, en comparación con su alternativa, el petróleo». Y permitirían limitar la dependencia energética de la Unión Europea.

El pasado lunes, los ministros de Agricultura, preocupados con encontrar nuevas salidas para el sector, pidieron el mantenimiento del objetivo fijado en la primavera por los jefes de Estado y de Gobierno. Para tranquilizarlos, los comisarios deberían proponer conceder la etiqueta "biofuel" a todo carburante susceptible de reducir un 35% las emisiones de CO2 con relación al petróleo -y no de del 50%, como lo reclamaban los miembros de la Comisión más reservados respecto a los agrocarburantes.

El «paquete clima» debe precisar las condiciones de producción de los combustibles seleccionables con el fin de no empeorar la deforestación en los países tropicales. Pero no se ha previsto nada para limitar el posible impacto de estas tecnologías en los precios alimentarios. «Cuidado las amalgamas: el coste de los cereales aumenta debido a la sequía, y porque los Chinos se enriquecen y comen más carne», afirma un partidario de los agrocarburantes, sin ocultar que la controversia debería aumentar en el examen del proyecto por los Estados miembros y el Parlamento Europeo.