31/03/2006 - 10:00h

La vid: la calefacción de hoy, el vino de mañana

En Jaén es el olivo; en zonas de cultivo de vides ya se están planteando aprovechar los desechos de esta planta para producir calefacción y agua caliente en los centros de producción de vino.

El Centro de Interpretación Vitivinícola de EMINA ha puesto en marcha un novedoso sistema de aprovechamiento de sarmientos y demás desechos orgánicos, producidos por el cultivo y elaboración de vino, para la generación de energía y en el que invertirá unos 200.000 euros.

Así, Bodega EMINA informó en un comunicado de que aprovecha los residuos procedentes del cultivo de la uva, de la poda de las viñas y del propio proceso de elaboración del vino, que hasta el momento eran quemados sin control con el consecuente problema medioambiental que se produce.

La inversión para este sistema de obtención de energía abarca desde instalaciones y adecuaciones necesarias para la puesta en marcha del proyecto, hasta la compra de la caldera de biomasa, silo de almacenamiento, trituradora y sistemas de transporte.

En EMINA se van a utilizar para proporcionar calefacción y agua caliente sanitaria a todas las instalaciones, que abarcan una extensión de 10.000 metros cuadrados.

De esta manera se obtendrán una serie de ventajas de tipo medioambiental (cumplimiento del protocolo de Kyoto), al disminuir la utilización de combustibles fósiles, más contaminantes, y reutilizrun residuo como fuente energética.

En la caldera de biomasa se consumen como combustible los residuos generados en la propia bodega: procedentes de la pda del viñedo, el raspón de uva o los restos de palets y barricas en desuso. Se calcula que la cantidad de residuos biomásicos que anuales a utilizar en la caldera alcanzará las 143 toneladas al año.

Además, en el proceso de producción del vino, considerando también el cultivo de la vid, se producen una serie de sustancias susceptibles de aprovechamiento, pasando de tener la consideración de residuos a la de subproductos.

Así, los más comunes son sarmientos de las podas de los viñedos, raspones en el despalillado de la uva, orujos de los depósitos de encubado o del prensado, heces sedimentadas tras la fermentación, barricas, embalajes, palets y envases inservibles.

Fuente: La Tribuna de Albacete, 17 de marzo de 2006

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