8/03/2007 - 09:00h

Lo que se esconde tras el etanol

Algunos gobiernos han instaurado ya, o al menos se han planteado hacerlo, un porcentaje mínimo de etanol en gasolina para disminuir las emisiones de CO2 y reducir la dependencia de fuentes de energía externas. Mientras, varias organizaciones sociales latinoamericanas han acordado realizar movilizaciones en protesta por la explotación que sufren los jornaleros de la caña de azúcar.

Según Luis Bassegio, secretario del "Grito de los Excluidos", Brasil dedica hoy día seis millones de hectáreas al cultivo de caña de azúcar; según los planes de las grandes productoras de etanol, la superficie dedicada a este cultivo llegará a 70 millones durante los próximos años. La magnitud de la deforestación consecuente es fácilmente imaginable; y la explotación a la que serán sometidos los jornaleros, también.

Veinte toneladas diarias de caña de azúcar debe cortar un trabajador en el estado brasileño de Sao Paulo para recibir doce dólares de sueldo por ese día, en unas condiciones cercanas a la esclavitud, advierten los sindicatos de esa región. En Nicaragua, la cifra es aún más baja, con un sueldo mensual de 70 dólares; 'y cuando se trata de mujeres la paga la reciben los maridos', añade Bassegio. Sólo en Brasil, hay casi un millón de personas dedicadas actualmente a esta actividad.

Entre estas asociaciones se encuentran algunas religiosas, como la Pastoral de la Tierra y la Pastoral del Migrante, y otras totalmente laicas, vinculadas al "Foro Social Mundial". Del encuentro qeu el total de 30 entidades tuvieron a comienzos de marzo, ha surgido el documento titulado "Tanques llenos a costa de barrigas vacías".

"El actual modelo de producción de bioenergía es sustentado en los mismos elementos que siempre causaron la opresión de nuestros pueblos: apropiación del territorio, de bienes naturales y de la fuerza de trabajo", señala el documento.

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