17/10/2006 - 11:55h

Los inconvenientes del etanol

La explotación de vegetales como la soja, caña, girasol y ricino para fabricar biocombustibles tiene su techo de cristal. Algunos expertos plantean las interrogantes de cuántas unidades de energía se precisan para producir cada unidad de biocombustible y cuál es el verdadero impacto ambiental.
Brasil, pionero mundial en el uso de combustibles vegetales a gran escala, trabaja en dos frentes. El más conocido es el etanol, alcohol de caña utilizado como aditivo de la gasolina en un 25%- También se utiliza como combustible único y este año el 70% de los automóviles nuevos fabricados en Brasil funcionarán con ambos sistemas. rasil consume al día 700.000 barriles de diésel y también promueve el biodiésel extraído de semillas oleaginosas. A partir del 2008 será mezclado en un 2% con el mineral para mover motores y desde 2013 la mezcla será del 5%.

La agricultura energética levanta grandes pasiones e inversiones por razones económicas y ambientales, estimoladas por el protocolo de Kioto para rebajar las emisiones causantes del efecto invernadero y la lluvia ácida: el dióxido de carbono (CO2) y el azufre.

Con 17.000 milones de litros por año, Brasil es el principal productor mundial de etanol de caña y se propone exportarlo en masa como combustible ecológico. El país invierte en la expansión del cultivo de caña y en la construcción de nuevos ingenios y destilerías. El balance energético de la caña es muy positivo puesto que por cada unidad de hidrocarburos usada para producirla se generan entre ocho y nueve unidades de energía en forma de etanol o electricidad térmica por la quema del bagazo en las destilerías. Sin embargo, su cultivo es agresivo desde el punto de vista ambiental: en cada cosecha los incendios de millones de hectáreas contaminan el aire, provocan problemas de salud y lanzan millones de toneladas de CO2 a la atmósfera, dice Bruno paiva Ribeiro, defensor de los trabajadores de los cañaverales: "la imagen de combustible limpio del etanol es sólo del tubo de escape del auto para afuera".

Sólo para transladar los 460 millones de toneladas de caña de cada cosecha anual se usan 1.000 millones de barriles de combustible diésel, estima el profesor Jayme Buarque de Hollanda, del Instituto Nacional de Eficiencia Energética (INEE). Este combustible supone casi el 10% de la energía contenida en el etanol extraído de la misma caña, explicó.

"Hay mucha propaganda de biodiésel y poca gente objetiva en el medio", afirma el investigador Robert Boddey, del Centro de Agrobiología de Embrapa, empresa estatal brasileña de investigación agrícola y pecuaria. Boddey señala dque el gasóleo de ricino, en boga en los estados pobres del nordeste gracias a un programa de incentivos públicos e inversiones privadas, tiene un bajo balance energético, similar al de Estados Unidos con el etanol del máiz o al de Alemania con la colza. El biociésel tiene también un amrgen económico precario y su futuro sería impredecible con un petróleo muy por debajo de los precios actuales.

Fuente: La Vanguardia, 13 de octubre de 2006
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