Para ello se colocarán vallados de exclusión en unas 55 hectáreas, pues todos los frutos -bellotas- de estos árboles eran comidos por la fauna sin posibilidad alguna de germinación. El otro problema es el propio éxito de la pajarera, pues las heces de la gran cantidad de aves, de carácter ácido, dañan hasta la muerte a los árboles.
El trabajo es la primera actuación integral sobre este mítico espacio. Se regenerará la vegetación existente, desde las plantas herbáceas anuales a la germinación de alcornoques, pasando por acebuche, lentisco, mirto y labiérnago, entre otras especies. Las actuaciones que se llevarán a cabo en un plazo de dos años contemplan también la plantación en unas 16 hectáreas de la contigua zona de sotos de 20.000 estaquillas de sauces, álamos fresnos y olmos procedentes de los viveros forestales de la Junta de Andalucía.
Los trabajos, que contarán con un presupuesto de 920.000 euros, permitirán además combatir los daños que producen los insectos y hongos. La titular de Medio Ambiente recordó que en esa zona empezó la protección de Doñana frente a los planes de desecación de la marisma de los años 50. Además, cuando Bernis y Valverde elaboran en 1952 el primer censo de aves fue en la Pajarera, ubicada por entonces en la zona de La Algaida- lo cual supuso el primer aviso a la comunidad científica internacional de la extraordinaria valía mundial del espacio natural de Doñana.
Según Coves, fue la presión de estos científicos la que logró parar la desecación de la marisma y convencer a muchos para que aportaran el dinero que permitiese la compra del primer suelo de Doñana para fines científicos y conservacionistas, y en el cual se asienta ahora la Pajarera.
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