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El gobierno australiano dispone de pruebas de que Japón caza ballenas en la Antártida. Un barco aduanero de este país capturó imágenes de una ballena y su cría muertas y arrastradas por la rampa de un ballenero japonés. Pese a la petición de la Comisión Ballenera Internacional para que no lo hiciera, Japón puso en marcha el pasado noviembre un programa anual de caza de cetáceos con finalidades científicas. Desde entonces que el ejecutivo de Canberra vigila a estos pesqueros. El conflicto entre los dos países amenaza con derivar en una crisis diplomática.
 

«Es muy decepcionante. Es angustioso pensar que pueden pasar 15 minutos desde que el arpón atrapa a la ballena hasta que muere, y es aún mucho más triste pensar que hay una cría implicada.» Han sido las palabras del ministro de Medio Ambiente australiano al canal de televisión Channel Nine al denunciar otra vez al Japón por la caza ilegal de ballenas, esta vez con pruebas gráficas.

Las fotografías tomadas por un barco del departamento de aduanas de Australia, el Ocean Viking, muestran como la ballena y su cría son cazadas y cargadas al barco japonés. «Defender que eso es por algún motivo científico es continuar el misterio que rodea este asunto desde el primer día», ha afirmado el ministro en referencia a la excusa que Japón siempre usa: las finalidades científicas de la caza de los cetáceos.

El gobierno australiano ha condenado reiteradamente el programa ballenero nipón desde que comenzó la nueva estación de caza con la llegada del verano austral. Japón puso en marcha su programa pese a las advertencias internacionales. Desde entonces, el gobierno australiano vigila los pesqueros nipones y filma sus operaciones para que se puedan juzgar en un tribunal internacional.

Además, hace un mes un juez australiano decretó ilegal la captura de estos animales en la reserva marítima de Australia en la Antártida, un hecho que Japón no reconoce porque considera que Canberra no tiene jurisdicción sobre este territorio.