20/02/2008 - 10:15h

El misterio de la desaparición de las abejas continúa

Abeja.No es la solución definitiva al misterio de las desapariciones de abejas, sino un "ladrillo suplementario" en el conocimiento del fenómeno, según Philippe Vannier, director de salud animal de la Agencia francesa de seguridad sanitaria de los alimentos (Afssa). El Afssa publicó, el viernes 15 de febrero, los resultados de un estudio realizado durante tres años sobre 120 colonias de abejas, distribuidas en cinco departamentos (Eure, Gard, Gers, Indre y Yonne). El objetivo consistía en intentar cuantificar y explicar las importantes mortalidades de abejas indicadas por numerosos apicultores desde mediados años noventa.
 
Varias causas pueden considerarse: enfermedades, parásitos, malas prácticas apícolas o exposición a los pesticidas "las abejas carecen de enzimas de desintoxicación. El uso del insecticida Gaucho, incriminado por los apicultores, se suspende desde 1999 sobre el girasol y desde 2004 sobre el maíz. Se suspende, también bajo sospecha, al Régent (fipronil), desde 2004.

Las colmenas se visitaron cuatro veces al año entre 2002 y 2005. ahora bien, no se constató ninguna caída de población. La mortalidad siguió siendo inferior al 10%, una taza juzgada normal. Se derivaría de las enfermedades o parásitos. Una afección como el loque causó una desaparición rápida de las colonias afectadas. La muerte se diferió cuando el parásito Varroa destructor se situó en la colmena.

Según la Afssa, las prácticas apícolas son determinantes. Incluso si supieran que se introduciría una inclinación en su estudio, los científicos eligieron aconsejar a los apicultores sobre los tratamientos que deben seguirse, en particular para erradicar el Varroa, lo que podría explicar la escasa mortalidad constatada.

Al mismo tiempo, el estudio pone de relieve la presencia de numerosos pesticidas en las colmenas, a dosis extremadamente escasas. En total, se buscaron 41 moléculas químicas, como el fipronil y el imidaclopride, la molécula activa del Gaucho. No se puso de relieve ninguna relación estadística significativa entre la presencia de residuos y las mortalidades.

Se analizaron algunas muestras de abejas, cera, polen y miel. Se dieron por positivos cuando el valor superaba el límite de detección. Entre las muestras de polen analizadas, el 57,3% superaron el límite de detección para el imidaclopride. Las muestras positivas contenían por término medio 0,92 microgramos por kg (1 microgramo igual 0,000 000.001 kilo); el un 29,7% de las muestras de miel contenían imidaclopride en una media de 0,73 microgramos por kg y un 26,2% de las abejas analizadas también lo contenían.

Se detectaron otros pesticidas. Entre ellos, el fipronil (12,4% de las muestras de polen) o el lindane, a pesar de estar prohibido. También se encontró coumaphos(en un 8,5% de las muestras de miel y en un 4,6% de las abejas). Los apicultores utilizan este acaricida para luchar contra el Varroa, en cantidades demasiado importantes, considera el Afssa, que ve ahí una explicación posible del debilitamiento de las reinas informado por los apicultores.

Para Philippe Vannier, estos resultados no pueden extrapolarse y no permiten decidirse sobre el impacto de los pesticidas presentes en el medio ambiente en la salud de las abejas, o en las posibles sinergias entre pesticidas y enfermedades. "Sólo tienen valor para la muestra en cuestión, que es escasa, "afirma el científico". Pero (el estudio) aporta elementos objetivos y precisos en un expediente donde hacían faltan."
 
Fuente: Le Monde
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