Durante el pasado viernes, millones de anchoas perecieron asfixiadas tras varar en la playa asturiana de La Griega, junto a la desembocadura del río Libardón, en Asturias. Entre las causas de este suceso parecen encontrarse la temperatura anormalmente alta del agua, que haría que los bancos de anchoa nadaran más cerca a la costa de lo habitual; la presencia de depredadores, que habría provocado la huida masiva de anchoas; y el efecto de las mareas, ya que las anchoas quedaron atrapadas en la costa con la bajamar.
"Estamos muy preocupados por la situación general de la anchoa, actualmente colapsada por la sobrepesca. Es importante esclarecer las causas de este varamiento masivo, porque en factores como las temperaturas anormalmente altas del agua en la zona, podemos encontrar motivos para ser todavía más precavidos a la hora de aplicar un plan de recuperación de esta especie", ha declarado Sebastián Losada, responsable de la campaña de océanos de Greenpeace.
Ante la situación de colapso de la anchoa en el Cantábrico, Greenpeace ha demandado en repetidas ocasiones que el cierre del caladero a la actividad pesquera, actualmente en vigor, sea indefinido hasta que se constate una recuperación real y total que permita reiniciar la actividad pesquera con garantías. Sin embargo, las presiones para reabrir el caladero son constantes, particularmente por parte de Francia.
"La situación de la anchoa es sólo un ejemplo de lo que está ocurriendo en los mares. Las técnicas de pesca destructivas y la sobreexplotación pesquera están acabando con los recursos marinos. Las temperaturas están cambiando. Episodios como el de este varamiento pueden proporcionarnos información sobre factores ambientales que afectan a la especie y refuerzan la necesidad de actuar con precaución y no ceder a las presiones para abrir el caladero de forma prematura", añadió Losada.