22/06/2006 - 11:06h

Greenpeace finaliza su expedición sobre el atún rojo en el mediterráneo

El barco Esperanza de la organización ecologista ha pasado el último mes documentando y exponiendo la desastrosa gestión de la pesquería del atún, como parte de la expedición de 14 meses de Greenpeace "En Defensa de Nuestros Océanos" (1)
Durante un mes el Esperanza ha visitado algunos de los principales caladeros de atún de la región, incluyendo las Islas Baleares, el Norte de Egipto y el sur de Turquía. Greenpeace ha documentado la actividad de las principales flotas en el Mediterráneo (2) y ha hablado con los capitanes de estos barcos. Todas las evidencias confirman el mal estado de la pesquería en toda la región.

La situación es muy preocupante allí donde ha llegado la expedición. El Esperanza pasó una semana con las flotas francesa y española y éstas no encontraron un solo atún. La flota turca está preocupada por el descenso en el tamaño del atún que capturan, que es evidente pese a que sólo han estado pescando en esta zona durante los últimos cinco años.

"La industria pesquera no ha aprendido nada del agotamiento del bacalao en Terranova o del atún rojo en el Atlántico occidental. Simplemente repiten los mismos errores del pasado en una carrera por capturar los últimos atunes. Puede que ahora estemos presenciando el colapso de la pesquería de atún rojo en el Mar Mediterráneo", -afirmó Sebastián Losada, responsable de la campaña a bordo del Esperanza.- "La intensa sobreexplotación del recurso en la pasado década por parte de empresas sin escrúpulos ha provocado una crisis aguda y la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT), encargada de regular la pesquería, ha mostrado ser completamente incapaz de hacer cumplir las normas".

En mayo, Greenpeace publicó un informe (3) denunciando el grave agotamiento del atún rojo en el Mediterráneo y demostrando que hasta 45.000 toneladas de atún rojo podrían haber sido capturadas en 2004 y 2005, pese al hecho de que sólo 32.000 toneladas pueden capturarse legalmente. Durante el pasado mes, los pescadores con los que Greenpeace ha hablado admitieron que las cuotas no se respetan y que no existe un control efectivo sobre la pesquería. Otras evidencias de la mala gestión de la pesquería encontradas por Greenpeace incluyen la presencia de palangreros japoneses faenando al Sur de Sicilia en el mes de junio, en el que la pesca de atún rojo está prohibida, o actividades de trasbordo de pescado que proporcionan una puerta abierta para que las capturas ilegales puedan llegar al mercado sin ser debidamente controladas (4).

Greenpeace demanda a los países del Mediterráneo la protección del atún rojo en sus zonas de reproducción así como medidas que garanticen un control efectivo de la pesquería (5).
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