3/11/2005 - 16:07h

Greenpeace presenta su informe sobre contaminación química en Europa

Greenpeace demuestra la contaminación química generalizada de los ríos y lagos europeos

La organización analiza anguilas de 10 países y encuentra en todas ellas incluso sustancias químicas peligrosas que se liberaron al medio ambiente en los años 70
El informe "Nadando en Químicos" presentado hoy en 10 países europeos concluye que los ríos y lagos europeos están contaminados con sustancias químicas peligrosas bioacumulativas y persistentes. Greenpeace ha utilizado la anguila europea (Anguilla anguilla) para buscar retardantes de llama bromados, unas sustancias que se utilizan en textiles, plásticos y aparatos electrónicos, y PCBs, unos tóxicos que dejaron de utilizarse en los años 70. La anguila es una especie que se utiliza como bioindicador de la calidad del agua por su alto contenido en grasas y porque su ciclo vital es largo.

Greenpeace presenta su informe dos semanas antes de que el Parlamento Europeo y los Gobiernos de los Estados miembros decidan si ceden al lobby de la industria química debilitando la propuesta legal europea sobre químicos o si deciden controlar a la industria para salvaguardar nuestra salud y el medio ambiente. En juego está el control sobre las llamadas sustancias extremadamente preocupantes (unas 2.000 de las 100.000 sustancias que produce la industria química) que provocan graves daños al medio ambiente y la salud pública.

Los retardantes de llama bromados son sustancias persistentes y bioacumulativas que se comportan como disruptores hormonales, es decir, que pueden alterar el sistema estrogénico y tiroideo. Los PCB también son persistentes y bioacumulativos y tienen un alto rango de efectos tóxicos entre los que se encuentran daños en el hígado y afecciones al sistema reproductivo. Los PCB se prohibieron en Europa en 1977, pero precisamente su capacidad de persistencia y bioacumulación hace que siga en el medio ambiente.

Los análisis de las anguilas recogidas en 20 ríos y lagos de 10 países europeos demuestran la contaminación generalizada por retardantes de llama bromados (BFRs), un grupo de sustancias químicas que se utilizan actualmente. Pero también la presencia de los PCB, unas sustancias que se eliminaron en los años 70 y todavía siguen contaminando ríos, lagos y peces.

"La industria química presiona constantemente para escapar a la regulación, y eso les permite seguir liberando las sustancias químicas peligrosas al medio ambiente, que además permanecen durante años contaminado nuestro entorno, nuestros alimentos e incluso nuestro propio organismo", ha declarado Sara del Río, responsable de la campaña de Tóxicos de Greenpeace. "Ahora el Parlamento Europeo y los Gobiernos de los Estados miembros tienen que decidir si apoyar los intereses de la industria química o proteger a la naturaleza, a las personas y a las futuras generaciones del riesgo que supone liberar este tipo de sustancias peligrosas".

Los resultados muestran que las anguilas de todas las zonas elegidas contienen, al menos, un retardante de llama bromado, lo que indica la amplia dispersión de estos químicos en las aguas europeas. Las anguilas españolas se recogieron en el río Miño y en el Delta del Ebro. La anguila gallega destacaba por su alto contenido en HBCD, un retardante de llama bromado. De hecho los niveles que presentaban fueron los terceros más altos de Europa. Y, aunque el contenido en PCB de ambas anguilas, no era de los más altos superaban los niveles detectados en otro estudios de estas características realizado en 2003 en el río Turia.

Aunque la sobrepesca, la pérdida de hábitats y posiblemente el cambio climático son factores que provocan que hoy en día el número de anguilas jóvenes que vuelven a aguas europeas sea menos del 1% de las que lo hacían hace 50 años. Estudios científicos indican que probablemente la contaminación con toxinas persistentes sea también un factor relevante en la disminución de esta especie de la que se cree que recorre miles de kilómetros desde el Atlántico Norte hasta Europa.

De hecho, las nuevas evidencias indican que los retardantes de llama bromados (BFR)además tienen un claro potencial de efectos adversos en humanos y fauna salvaje, y que dos de los BFR analizados en este estudio pueden provocar impactos negativos en el desarrollo neuroconductual y del sistema hormonal tiroideo.

Greenpeace pide a los Gobiernos europeos y al Parlamento que voten para que la legislación REACH (Registro, Evaluación y Autorización de Sustancias Químicas) exija a la industria química que identifique y sustituya las sustancias más peligrosas por alternativas más seguras. El Parlamento europeo votará la propuesta REACH el próximo 17 de noviembre.
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