27/12/2006 - 23:18h

La verdad sobre las mascotas: un animal no es un juguete

Él no lo haría ¿ Piensas en tí o en él ?

Si te gustan los animales, piénsatelo mucho antes de regalarlos o pedirlos como regalo. Un animal es un ser vivo con muchas necesidades.

Si te gustan los animales, muchas veces se hace inevitable de caer en la trampa de pasar junto a un escaparate y caer rendido ante los tiernos encantos de un cachorrillo de gato o de perro, para regalárselo a un ser querido o para solarzarse uno mismo con sus juegos. Pero... !alto¡ Un animal requiere de muchos cuidados -que cuestan un dinero-, responsabilidad, tiempo y cariño.

Muchas personas solteras o separadas que viven solas deciden comprarse un perro para aliviar sus cenas solitarias, pero un perro es un animal muy sociable que requiere de compañía casi constante para vivir realmente feliz. Eso, sin contar con que es necesario sacarle a pasear tres veces -sí, tres veces- al día. Bueno, puede salir menos, pero entonces es altamente probable que no consiga retener sus necesidades mientras esté en casa. Y tú seras el responsable de esa incontinencia; no él.

Para los solitarios empedernidos que no puedan resistir la tentación de tener un achuchable vivo a mano la mejor opción son los gatos. Pueden pasar incluso días solos, son independientes, te piden cariño sólo cuando lo necesitan, no tienen que salir para hacer pipí, comen como un pajarito y te calientan la cama en las frías -y solitarias- noches de invierno y además casi no huelen. Eso, sin contar con el inmenso placer de ser el dueño de un ronroneante felino con reminiscencias selváticas. PERO, siempre hay un pero, las hembras son extremadamente escandalosas en época de celo. Hasta el punto de no dejarte dormir. Los machos no castrados marcan territorio orinando por cada esquina de la casa -o del jardín-, con lo cual es necesario castrarlos si viven en un piso.

Y ahí entramos en otro de los puntos a sopesar antes de adoptar al nuevo miembro de la familia: que se hacen realmente un hueco en la familia, pero no disponen de seguridad social. Una mascota requiere de unos gastos, tanto regulares -vacunación, castración, etc.- como inesperados -se pondrán enfermos en algún momento-. Y el dueño tiene que estar dispuesto a renunciar a aquel bonito abrigo nuevo que tenía pensado comprar para que Fifí se recupere de sus fiebres.

Adopta, pero cada mochuelo debe ir a su olivo

Las tiendas de animales intentan lucrarse de la ternura que nos despiertan los cachorrillos recién destetados. No caigas. Hay miles de animales abandonados en España, y los abandonados son, una vez superado el trauma, los más fieles y cariñosos. Hazte un favor y hazles un favor, y si ya has llegado a la -reflexiva- conclusión de que tu vida o la vida de un ser querido, necesita de la sal gatuna o perruna, acude a un centro de recogida de animales para escogerlo allí. Otra opción es responder a alguno de las multitudes de anuncios que suelen encontrarse en las tiendas especializadas ofreciendo el peludo cariño gratutitamente.

Ahora bien, antes de realizar ese paso, hay otro dato importante a tener en cuenta. Existen dos tipos de gatos y perros. Aquellos nacidos, educados y crecidos en el entorno de un piso, y los que la mayor parte de su vida la han pasado en el campo, un jardín, o simplemente deambulando por el entorno (en este último caso están, sobre todo, los gatos). Un animal que ha sido criado y educado al aire libre, difícilmente podrá adaptarse a la vida metido en un piso. Tenlo en cuenta, por el bien suyo y tuyo.

Las mascotas exóticas

Si aún así decides comprar un animal, procura que no sea exótico. Los animales salvajes pertenecen a su lugar de origen, y no pintan nada encerrados en una jaula. Ellos sufren y su medio ambiente se esquilma.

En definitiva, piensa en él; no en tí.

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