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Todos nos enternecemos ante la dulce mirada de un cachorrito, pero ¡ cuidado ¡ Adoptar un animal debe ser una decisión meditada tras un detallado análisis de las consecuencias de aceptar esta responsabilidad.

Muchas veces esta compra impulsiva nos hace olvidar que a un perro hay que sacarle a la calle 3 veces al día, que posteriormente vienen gastos añadidos a la comida -como puede ser el veterinario cuando se pone enfermo o madura sexualmente- que quizás alguien de la familia es alérgico a su pelo o que nadie pueda cuidarle cuando toda la familia viaja junta de vacaciones. La consecuencia es que en verano aumentan drásticamente el número de perros y gatos abandonados. Sólo en 2007, fueron 200.000 los perros abandonados, según cifras de la Fundación Affinity.

Regalar un animal por Navidad lo cosifica, y nos hace olvidar que se trata de un ser vivo que vivirá al menos diez años, con la responsabilidad que eso conlleva.

Si, tras una meditada decisión, has decidido abrir tu hogar a una mascota, considera la posibilidad de adoptarla en la perrera o en alguna protectora.