La reactivación del proyecto de interconexión Francia- España por la línea de muy a alta tensión (MAT/THT) en la última cumbre francoespañola incitó aún más la fuerte oposición que el proyecto suscita en los dos lados de la «frontera». A la llamada del «colectivo anti THT», una manifestación debería agrupar mañana sábado, según sus organizadores, de 10 a 15.000 personas, incluido un fuerte contingente de catalanes tanto de Francia como de España, ya que estos últimos tienen prohibido manifestarse en período preelectoral.
El proyecto biestatal, definido en 2001, había dado lugar a un debate público en 2003, de ahí que resultara dificil establecer una línea aérea por el llano del Rosselló, con gran perjuicio para los transportistas de electricidad, la francesa RTE, filial de EDF, y la española REE.
Los opositores a la línea transpirenaica de 400.000 voltios lo tachan de proyecto mercantil del mercado liberalizado de la energía, en detrimento de los paisajes y el medio ambiente, con riesgos para las poblaciones ribereñas de la línea, a causa de los campos electromagnéticos generados.
El juramento de los cargos electos en Monferrer
El debate público desemborcó, a partir de 2003, en una cristalización de las oposiciones y una posición adoptada negativa respecto al proyecto de todos los cargos electos y políticos del departamento francés de los Pirineos Orientales, de la izquierda a la derecha. Reunidos en un sindicato, el Sydeco66, los alcaldes del departamento hicieron juramento en 2004, en el pequeño pueblo de Monferrer, de no ceder a las ventajas financieras que podría concederles RTE, municipio por municipio, en su deseo de construir sus torres.
Del lado español, los comités catalanes de No a la MAT se unieron rápidamente con el colectivo francés Non au THT, aunque las políticas, en Barcelona como en Madrid, son más sensibles a la escasez energética crónica de la península que a las argumentaciones ecológicas.
En la última cumbre francoespañola, el 10 de enero en París, el jefe del Gobierno español Jose Luis R. Zapatero y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, se pusieron de acuerdo para definir el trazado de la línea a más tardar el 30 de junio. El Defensor del Pueblo Europeo, Mario Monti, nombrado para buscar una solución de consenso, encontró pocos ecos, si no hostilidades, a sus propuestas de compensación, incluidas las financieras y un enterramiento parcial de la línea.
Un combate por las energías limpias
El ministro de Ecología, Jean-Louis Borloo, llevado a hombros por los diputados UMP del departamento, prometió a la Grenelle (cordinadora local) de la THT una visita a Perpinyà el 18 de enero. Pero la primera de las reuniones de esta concertación sólo tendrá lugar a finales de marzo, después de las elecciones municipales y cantonales, lo que aumenta aún más la desconfianza de los colectivos opositores.
«Cuanta más gente pongamos en la calle el 1 de marzo, más fuerza tendremos para oponernos a un proyecto que no queremos a ningún precio», explican Jean-Jacques Planes y Laurent Belmas, los dos portavoces del colectivo anti THT. «Queremos un enfoque energético de proximidad, fundado sobre las energías limpias, en un departamento que se convierta en una referencia nacional sobre este tema. Incluso, aunque la soterraran, la línea está en contradicción completa con este enfoque medioambiental.»