El EPR (siglas inglesas de European Presurised Reactor) es un modelo de reactor de tercera generación diseñado por la empresa pública francesa AREVA. Se trata del buque insignia de la industria nuclear francesa, con el que espera tener la hegemonía en un hipotético mercado nuclear futuro. Tal es así que, de hecho, la única central que se está construyendo en Europa, la de Olkiluoto en Finlandia, está basada en este modelo. Se habla incluso de construir un reactor tipo EPR en Flamanville (Manche, Francia).
Sin embargo, según un documento secreto de la defensa francesa, con la etiqueta «Confidentiel défense», este reactor no podría resistir el choque de un avión de pasajeros, contrariamente a lo afirmado en numerosas ocasiones por la empresa AREVA, EDF (Electricité de France, empresa pública francesa que tiene el monopolio de la generación de electricidad en ese país) y las propias autoridades. Es claro que, tras los incidentes acaecidos en EE UU y, especialmente en Nueva York, el 11 de septiembre de 2001, este aspecto es clave para la seguridad nuclear. La protección física de las centrales nucleares contra posibles ataques terroristas se ha vuelto un aspecto fundamental en un mundo cada día más inseguro en el que vivimos.
El ecologista francés Stéphane Lhomme, de la Red Sortir du nucléaire", y que ya sufrió un registro domiciliario y un interrogatorio durante 2007, ha sido llamado a declarar por las autoridades para revelar cómo consiguió una copia de dicho documento. Este ecologista podría enfrentarse a una pena de hasta 5 años de cárcel y 75.000 euros de multa.
La vulnerabilidad frente a posibles ataques terroristas aparece como una desventaja más de la energía nuclear, que se suma al resto de problemas de esta fuente de energía. El mentir a la opinión pública, como en el caso del EPR francés, o el ocultar la cabeza como el avestruz, pasando por alto este problema, no son soluciones. Además de los fallos de protección física, las nucleares presentan los graves inconvenientes de la generación de residuos radiactivos, el riesgo de accidentes, la escasez de uranio y la proliferación nuclear.
Para
Ecologistas en Acción, estos problemas aconsejan proceder a un abandono paulatino de la energía nuclear y, desde luego, a no construir nuevas centrales. La energía nuclear no es, en absoluto, una solución a los problemas que tiene nuestro actual modelo energético.
Más información:
Documento «Confidentiel Defense».
Análisis crítico de Greenpeace.