Los investigadores calcularon la exposición a dióxido de nitrógeno, dióxido de sulfuro, partículas finas y humo emitido por la combustión de combustibles fósiles en los hogares de 120.852 participantes a lo largo de toda Holanda. Los participantes tenían entre 55 y 69 años y se evaluó su mortalidad durante un periodo de diez años, 1987-1996. Alrededor del 15% de ellos murieron durante este periodo, y se anotó la causa de la muerte.
Los resultados muestran que la exposición a contaminación atmosférica relacionada con el tráfico rodado incrementa el riesgo de morir de enfermedades respiratorias, tales como cáncer de pulmón. Los resultados más claros se refieren al humo producido por combustibles fósiles y al dióxido de nitrógeno. Los investigadores también señalan que el riesgo de mortalidad relacionado con el humo de los coches era más elevado en participantes con bajos niveles de educación, especialmente los que consumían menos fruta. Se ha sugerido que comer fruta puede proteger contra la oxidación, un síntoma claro de exposición a la contaminación atmosférica.
Incluso a pesar de que las emisiones por vehículo se han reducido gracias a los avances técnicos y al uso de convertidores catalíticos, el número de vehículos se ha incrementado. Reducir los riesgos que la contaminación atmosférica tiene para la salud es una prioridad básica del Programa de Acción Medioambiental. Las estrategias incluyen el control de las emisiones del tráfico, mejorar la calidad de los combustibles y aumentar la exigencia en los sectores del transporte y la energía.
Fuente: Beelen, R. Hoek, G., van den Brandt, P.A. et al. (2008). Long-Term Effects of Traffic-Related Air Pollution on Mortality in a Dutch Cohort
(NLCS-Air Study). Environmental Health Perspectives. 116: 196-202.
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