El informe, elaborado por el veterano economista de la organización Don Mitchell, fue terminado a finales de abril. Sin embargo, fuentes de la organización citadas por el diario británico consideran que se retuvo para evitar un conflicto con la Casa Blanca, que cifra el impacto de los nuevos combustibles sobre el precio de los alimentos en tan sólo un 3%.
Mitchell ha realizado un análisis mes a mes de la subida de los alimentos para concluir que "sin el auge de los biocombustibles, las reservas mundiales de trigo y maíz no habrían decrecido de forma considerable y los incrementos debidos a otros factores habrían sido moderados". En concreto, el informe explica el impacto sobre el precio de los alimentos por tres factores. En primer lugar, los biocombustibles han desviado grano destinado al consumo humano hacia el refinado de fuel. Añade que un tercio del maíz de EE UU es destinado a la producción de etanol y que la mitad de su producción de aceites vegetales se emplea ya en la fabricación de combustibles vegetales.
Asimismo, los productores han recibido incentivos para destinar más superficie cultivable a la producción de granos adecuados para fabricar biocombustibles. El informe cita como tercer factor para la subida de los precios de los alimentos la especulación que el mercado de los nuevos fuel ha generado.
Los precios de los alimentos han subido un 140% desde 2002. Otros factores comúnmente citados para explicar la subida, como el precio del petróleo o la sequía en regiones productoras como Australia sólo explican un 15% de los precios, según el informe. La fabricación de biocombustibles aparece así como el factor principal, responsable de un 75% de la subida. El informe señala también que otros biocombustibles, como el derivado de la caña de azúcar que promueve Brasil, no han tenido un impacto tan fuerte sobre el precio de los alimentos.
El gobierno británico está también a punto de publicar
su propio informe sobre el impacto de los biocarburantes sobre el precio de los alimentos. También se espera que otorgue un papel importante a los combustibles vegetales en la subida de los precios de los alimentos. La semana que viene, la reunión del G-8 buscará herramientas para aliviar la crisis. Ya se han alzado voces pidiendo una moratoria para este tipo de carburantes.