Según algunos expertos, olas de calor del pasado causaron hambrunas en su tiempo. Es la advertencia que se nos envía desde el pasado frente al cambio climático
Durante el verano de 2003, las olas de calor que tuvieron lugar en toda Europa occidental produjeron 50.000 muertes y tuvieron un elevado impacto sobre la agricultura y el precio de los alimentos. En Francia, por ejemplo, la temperatura durante ese verano estuvo 3,5ºC sobre la media. En el futuro, este tipo de veranos inusualmente cálidos puede convertirse en la norma.
La norma, eso sí, a finales de siglo. Pero el efecto puede ser muy elevado en los países más cálidos, donde mucha gente depende de la agricultura para sobrevivir. Estos incrementos de temperatura pueden comprometer la seguridad alimentaria global y la salud humana, a no ser que se tomen drásticas medidas complementarias.
El estudio sugiere que para 2100, las temperaturas medias durante la estación húmeda en los trópicos y subtrópicos puede superar fácilmente las temperaturas más extremas registradas en estas áreas durante el último siglo. Las temperaturas en Eropa también pueden superar incluso las de los veranos más cálidos registrados durante los últimos años.
Debido a esta situación, los investigadores sugieren a los gobiernos que se tomen medidas estrictas para adaptar la agricultura al cambio climático.
El calor de 2003 reducjo la productividad de los cereales y las frutas en Francia e Italia, aunque no se llegó a la carestía. En el norte de África, por el contrario, las sequías de la década de los sesenta y de los noventa tuvo un gran impacto en la agricultura, causando una hambruna de descomunales consecuencia. Si no se realiza una adaptación, los incrementos de las temperaturas durante este siglo pueden reducir la productividad de las cosechas entre un 20 y un 40%, con lo cual el norte de África, que subsiste precisamente a base de la agricultura, podría producir una avalancha de emigrantes debido al cambio climático.
La carestía local de productos puede desestabilizar la seguridad alimentaria global, ya que los países pueden responder con restricciones a la exportación o intentando comprar grandes cantidades de comida a otros países, lo que produciría a su vez una carestía en los países vendedores. De esta forma, sería necesario prepararse ya para estas circunstancias, para que no nos encuentren desprotegidos.
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