"Este proceso es similar a lo que sucede cuando se pone aceite y agua en un recipiente, cuando el aceite flota en la parte superior porque es más ligero y menos denso", ilustró en su explicación Silvano, del IMAS.
Al parecer, lo mismo sucede cerca de la Antártida con agua de deshielo glacial fresca, que se conserva por encima del agua oceánica más cálida y salada, aislando el agua tibia de la atmósfera antártica y permitiendo que ocasione un mayor derretimiento de los glaciares.
De esta manera, el aumento del agua de deshielo de los glaciares puede causar una retroalimentación, impulsando un mayor derretimiento de las plataformas de hielo y, por lo tanto, un aumento en el crecimiento del nivel del mar.