El cambio climático ya no es un problema futuro. Está aquí, y los efectos están por todas partes. Peor aún, los eventos climáticos extremos de hoy son solo un anticipo del dolor que le espera a la humanidad en las próximas décadas, casi independientemente de lo rápido que logremos descarbonizar la economía este año o el próximo.
El ritmo acelerado de la carrera de energía limpia es alentador, al igual que la aparición de ciclos de retroalimentación socioeconómica positiva para igualar todos los negativos asociados con los puntos de inflexión climáticos. Aun así, si bien el ritmo de despliegue de energía limpia es más rápido que nunca, el mundo en general está corriendo en la dirección equivocada: las emisiones globales de gases de efecto invernadero siguen aumentando.
Entonces, ¿cómo deberíamos hablar de este desafío, con estas dos dinámicas tirando en direcciones opuestas?
Sobre todo, muestra que necesitamos acción climática no solo para evitar que los promedios relativamente lentos aumenten aún más, sino, lo que es más importante, para mantener las incertidumbres bajo control. Las inundaciones, las sequías, los incendios forestales y otros fenómenos extremos provocados por el clima son los que hacen que el problema sea tan costoso. Por el contrario, la formulación de políticas climáticas que corta el final de la distribución de clima extremo debe considerarse un gran éxito.
Medidas como contratar seguros, considerar el costo de los desastres naturales al decidir dónde vivir e invertir en fuentes de energía bajas en carbono son efectivas para adaptarse al cambio climático. Del mismo modo, las inversiones en fuentes de energía bajas en carbono a menudo se consideran mejor como inversiones en resiliencia y, por lo tanto, en una menor incertidumbre. Reducir la huella de carbono promedio debe ser valorado y recompensado adecuadamente. Pero ya sea que esté instalando paneles solares en su techo, usando un paquete de baterías como almacenamiento de respaldo o cambiando a una aerotermia y una estufa de inducción, la mayor recompensa viene en circunstancias extremas, o la falta de ellas.
A medida que los costos de los aparatos solares y eléctricos disminuyen, dejar los combustibles fósiles se convierte en una opción viable. Pero incluso si ya no podemos prevenir el cambio climático, aún podemos mitigarlo minimizando las incertidumbres que lo acompañan. Debemos aceptar estas incertidumbres como lo que son: una llamada de atención para evitar lo peor. El riesgo climático es un riesgo financiero, y la acción climática es una póliza de seguro, tanto para el mundo como para las empresas individuales y para nosotros como individuos.
Fuente: THE JORDAN TIMES