Este proyecto está dirigido por El Programa de Medio Ambiente de las Naciones Unidas (UNEP), y por la GEF, Global Environment Facility.
La deforestación tropical supone un quinto de las emisiones de gases con efecto invernadero derivadas de la actividad humana. La actividad agropecuaria mundial contribuye tanto al efecto invernadero como todo el transporte aéreo y terrestre mundial, y esas cifras continuarán aumentando a medida que el mundo deba alimentar a más millones de personas.
Ponerle un precio a los árboles vivos y al almacenaje de carbono en el suelo podría servir de incentivo a los países en vías de desarrollo para evitar la deforestación y adoptar prácticas más sostenibles. Unas 190 naciones han confirmado la firma de un nuevo tratado internacional sobre el cambio climático en diciembre en Dinamarca. Muchos están considerando pagar a los países en vías de desarrollo para que conserven sus selvas, aunque de momento no hay un acuerdo sobre el precio a pagar.
-No se tiene en cuenta el verdadero valor económico del medioambiente, por lo que los precios de mercado están distorsionados, asegura Maryam Niamir-Fuller, de la GEF.
Fuente: Reuters