Justo hasta este año Australia no había rubricado el protocolo. Por lo tanto, en estos momentos, el único país industrializado que no lo ha ratificado es los Estados Unidos, el principal emisor de gases contaminantes del mundo. Últimamente la Administración norteamericana ha hecho tímidos gestos para combatir el cambio climático.
Entre 1990 y 2000 los países industrializados redujeron un 3% las emisiones, pero no es muy probable que puedan lograr los objetivos marcados estos cinco años próximos. Estados como Francia, el Reino Unido y Suecia, sí que han llevado a cabo medidas efectivas para reducir las emisiones, pero España, Portugal e Irlanda no han hecho nada de provecho.
La comunidad científica, por su lado, opina que el Protocolo de Kioto no evitará, ni mucho menos, el calentamiento del planeta (haría falta reducir un 60% los gases contaminantes), pero que sería desastroso no cumplirlo. Y este calentamiento, dice, tendrá consecuencias graves: aumento de la temperatura de 1,4 a 5,8 grados en un siglo, desertización de vastas zonas y lluvias torrenciales en otras, subida del nivel de mar de 9 a 88 cm antes del 2100…
Como que el Protocolo de Kioto caducará oficialmente el 2012, el
IPCC, la Agencia de la ONU sobre Cambio Climático, planifica estos días, en una reunión cumbre en Bali, nuevas estrategias para el día de mañana. La nueva realidad mundial, con la industrialización creciente de potencias emergentes como la India y la China, obliga a establecer nuevas medidas para frenar el cambio climático. En la reunión preparatoria de la conferencia de Bali, que se celebró en València a mediados del noviembre (
ver nuestra noticia), se pactó el
cuarto informe del IPCC sobre el calentamiento de la Tierra.