Durante esta semana los europarlamentarios se reúnen para discutir la propuesta de legislación que limitará las emisiones de CO2 de los coches. La organización ecologista tenía como objetivo entregar una tabla de piedra en la que figuran los logos de Volkswagen, de BMW y Mercedes seguidos del mensaje "Driving climate change" (-Cambio climático a toda velocidad).
Con esta procesión de la "Edad de la Piedra" Greenpeace quiere recordar que la industria automovilística todavía está atrapada en la dinámica anticuada de construir vehículos cada vez más rápidos y poderosos a costa del clima. Este acto también marca hoy el lanzamiento del informe de Greenpeace
Cambio climático a toda velocidad.
"La industria automovilística, dirigida por las compañías alemanas, ha manipulado y ha dirigido la Unión Europea durante 17 años hacia sus intereses sin importarle su impacto climático. Nos encontramos en un punto en el que, con este juego sucio, peligra la capacidad de la Unión Europea de cumplir el Protocolo de Kioto" -ha declarado Sara Pizzinato, responsable de la campaña de Transporte de Greenpeace.
Este informe explica cómo:
- Los fabricantes alemanes de coches -han ganado la guerra comercial y ahora marcan las pautas para toda la industria, desautorizando a los fabricantes italianos y franceses
- El Comisario europeo de Empresa e Industria, Günter Verheugen, y la ACEA crearon el Grupo de Alto Nivel CARS 21 para introducir las demandas de la industria en la política de la Unión Europea (UE)
- Su "Planteamiento Integrado" ha permitido a las compañías del sector del automóvil delegar su responsabilidad sobre las emisiones de CO2 en los conductores, la planificación territorial y los gobiernos
- Las grandes compañías de coches han premiado a los políticos que les apoyan con descuentos sobre vehículos y otras ventajas
- La industria automovilística ya ha conseguido retrasar la puesta en marcha de una legislación que limite las emisiones de CO2 de los coches siete años, a pesar de los intentos de la Comisión Europea, y ahora busca una demora de tres años más.
Greenpeace pide que la UE obligue definitivamente a la industria automovilística a rendir cuentas de su impacto sobre el clima y que introduzca un objetivo de obligado cumplimiento para las emisiones medias de las flotas de las diferentes compañías de coches a 120 g de CO2/km para 2012 y a 80 g de CO2/km para 2020.
Estos límites deben ir acompañados y respaldados por sanciones significativas y no deben favorecer a las compañías alemanas que producen los coches más pesados.
"El Parlamento Europeo no debe permitir al lobby automovilístico que reduzca al mínimo las primeras medidas de la UE para mejorar la eficiencia en el consumo de combustible de los coches. No se puede permitir que la forma -prehistórica de pensar de la industria automovilística ponga en riesgo el planeta a cambio de ganancias a corto plazo" -ha añadido Sara Pizzinato.