Las emisiones de gases invernadero se han duplicado entre 1990 y 2005. España es uno de los países que más alejado está de cumplir los compromisos de Kioto, y eso no ayuda. El 85% de los españoles está preocupado por la contaminación de las ciudades, pero tan sólo un 39% cree que afecta a su salud, según un estudio realizado por Análisis Sociológicos, Económicos y Políticos (ASEP). Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) explica que esta situación provoca la muerte de una de cada cien personas. Cinco millones de niños son vícitimas mortales cada año de la contaminación atmosférica en el mundo.
Morir, tener problemas de bronquitis crónicas o sufrir cáncer por el mero hecho de salir a la calle es serio. La OMS considera que en todo el mundo, al menos unos 1.400 millones de personas repiran en sus ciudades un aire cuya calidad dista mucho de alcanzar los mínimos exigibles. Esto se debe a que la atmósfera está plagada de gases y partículas en suspensión que son muy perjudiciales para la salud. La gran fuente de estos contaminantes son las energías no renovables o también conocidas com 'sucias'. En concreto, las denominadas fósiles, es decir, el petróleo, el carbón y el gas. A pesar de que liberan gran cantidad de compuestos químicos, los que se consideran más tóxicos son el dióxido de azufre (SO2) y los óxidos de nitrógeno (NOx).
Heikki Willstedt, experto en cambio climático y ener´gia de WWW/Adena, explica que junto con el monóxido de carbono (CO), estas sustancias son los precursores del llamado 'ozono troposférico', muy diferente del de la capa más alta de la atmósfera que protege a la Tierra de los rayos ultravioletas del Sol. "El primero es un gas que afecta a las vías respiratorias y que se encuentra a nivel del suelo", afirma. Los niños y adultos sanos son más sensibles a inhalarlo cuando realizan sus actividades al aire libre porque provoca una respiración más rápida por lo que se permitela penetración más profunda del gas en los pulmones. Diferentes estudios han probado ya la relación existente entre la contaminación atmosférica y la aparición de bronquitis crónica caracterizada por la producción de flemas, la exacerbación de catarros y dificultades respiratorias tanto en los hombres como en las mujeres adultas. Una reciente investigación realizada en Francia, Suiza y Austria indica que el seis por ciento de la mortalidad y un número muy importante de nuevos casos de enfermedades de los pulmones en estos países puede ser atribuido a la contaminación atmosférica. Así, más de 25.000 nuevos casos de bronquitis crónicas en adultos, más d emedio millón de ataques de asma y más de 16 millones de personas al día ven restringida su actividad normal por los efectos de estos compuestos.
Los niños son los que se llevan la peor parte. Jose María Ordoñez, vicepresidente de la Sociedad Española de Salud Ambiental (SESA) asegura, además, que en las últimas décadas el asma y las alergias han aumentado en toda Europa. Un promedio del 10% de los menores sufre los síntomas de esta dolencia. "En los primeros meses de vida, las vías metabólicas d elos niños son más inmaduras que las de los adultos, por lo que son menos apaces de inactivar y excretar los contaminantes", explica.
Según Ordóñez, además del NOx, algunos contaminantes como el plomo pasan de madres a hijos porque loscompuestos pueden atravesar la menbrana placentaria. "En el embrión, el crecimiento celular es rápido y ocurre la primera diferenciación, lo que puede permitir a los contaminantes interferir en estos procesos generando mutaciones o anomalías congéntas", especifica.
En los primeros años de vida, el plomo y el mercurio 'heredados' actúan y dañan las células nerviosas. Provocan daños que pueden ser irreversibles y permanentes.
Fuente: La Razón, 30 de abril de 2006