El golpe es duro para quien, con motivo del
año polar internacional, soñaba volver a reanudar la epopeya de los exploradores del Gran Norte. Se trataba de reeditar la hazaña del noruego Roald Amundsen, que fue el primero en sobrevolar el Polo Norte, el 12 de mayo de 1926, a bordo del dirigible Norge. El vuelo de Etienne tenía por objetivo realizar una medida a gran escala del grosor de la banquisa, en regresión acelerada a causa del cambio climático.
«La misión se compromete "constató Jean-Louis Etienne, que inmediatamente se dirigió al lugar del accidente". No se podrá llevar a cabo con esa unidad. En cualquier caso, no tenemos otra.»
El explorador se alegró de que el accidente no haya hecho ninguna víctima "aunque el proprietario de la casa sobre la cual el dirigible (54 m de longitud, 17,5 m de cumbre, 14 m de amplio) golpeó tuvo un «ataque de nervios», según informaciones de la agencia France Press (AFP). Jean-louis Etienne afirmó que el responsable del accidente fue una ráfaga de «160 km/h» ante la cual la sujeción no podía resistir.
Tenacidad a prueba Desde el principio, el
proyecto puso a prueba su tenacidad. En primer lugar, debió luchar contra el astillero ruso elegido para construir el dirigible, incapaz de cumplir los plazos previstos. Se aprovechó este retraso, de un año, para calibrar, en el mismo Polo Norte, un instrumento capaz de investigar el hielo y de medir su grosor, destinado a colgarse bajo el dirigible.
El accidente ocurre justo cuando la tripulación estaba en fase de formación. Total, el principal patrocinador de la expedición, expresó «su apoyo y su entera solidaridad» a Jean-Louis Etienne. Consciente de que la aventura no va a ser posible en 2008, no quieren sin embargo renunciar a ella definitivamente.