A pesar de este hosco contexto económico, los Veintisiete indicaron su ambición de mantener los objetivos, definidos hace un año, de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero del 20% de aquí a 2020, o incluso un 30% en caso de acuerdo internacional, gracias a la utilización del 20% de energías renovables y del 10% de biocarburantes. La instauración de esta política ambiciosa costaría, según las estimaciones, como mínimo 50 mil millones de euros al año.
Acción legislativa en 2009
Pero los dirigentes europeos prometieron hacer los deberes con el fin de llegar a un acuerdo antes de finales de año, con miras a una aprobación de los textos legislativos en los distintos Estados miembros en 2009.
Por otra parte, la lucha contra el recalentamiento climático podría beneficiar al crecimiento, consideraron los Europeos. "Las normas medioambientales severas pueden estimular el crecimiento, no limitarlo", afirmó al primer ministro esloveno, Janez Jansa, cuyo país preside ahora la UE.
La Unión también quiere ir a la cabeza en las negociaciones internacionales que se abrirán en 2009 sobre el post-Kioto, que expira en 2012. "Pienso que es una verdadera cuestión de credibilidad conservar los objetivos", consideró a José Manuel Barroso, presidente de la Comisión Europea.
En dos ámbitos, no obstante, deberán efectuarse ajustes para tener en cuenta problemas particulares. Así pues, algunos países temen que las empresas grandes consumidoras de energía, como las acerías, vayan a deslocalizar su producción en países poco preocupados por el medio ambiente si no se aprueba un acuerdo internacional vinculante.
La otra cuestión es la del objetivo del 10% de incorporación de biocarburantes, cuyo balance ecológico se impugna. La presidencia eslovena no excluyó una revisión de este objetivo.