14/01/2008 - 12:45h

Se acelera la pérdida de los glaciares de la Antártida

La reducción del manto glaciar en la Antártida se precipita. Es la conclusión de varios trabajos dirigidos por Eric Rignot (Jet Propulsion Laboratory, NASA), publicados, el lunes 14 de enero, en la revista Nature Geoscience.
 
 
 
 
A su modo de ver, la pérdida de hielos en la parte occidental del continente blanco creció, en función de las regiones, del 60% al 140% en solamente una década. Sólo en 2006, alrededor de 190 mil millones de toneladas (Gt; Giga tonelada = Mil millones de toneladas) de hielo del casquillo de la Antártida se hundieron en el océano.

Estos resultados "los primeros en elaborar una cartografía global de las pérdidas y ganancias de hielos en función de las regiones de la Antártida- podrían conducir a revisar al alza las estimaciones de subida del nivel medio de los mares para el final del siglo XXI. Deberían también permitir a los científicos precisar su comprensión de la evolución de los casquillos polares.

Circula bastante información parcial con respecto a la situación actual del continente blanco. Se describe así a veces como «en equilibrio». En primer lugar, el hielo no se funde puesto que las temperaturas, incluso aumentadas en uno o dos grados, permanecen ampliamente de este lado en 0 °C. A continuación, la proyección de los glaciares costeros en el océano -el otro proceso clásico de pérdida de masa de los mantos glaciares- sería compensada allí con mayores precipitaciones de nieve y la formación de nuevos hielos. El balance sería pues nulo.

Esta descripción no es falsa mientras sólo se refiera a la Antártida del Este. Analizadas por el equipo de Rignot, las observaciones procedente de los instrumentos de cinco satélites lo confirman. En diez años, la parte oriental de la Antártida casi no perdió nada o muy poco.

Se derrumba al Oeste

Pero en el otro lado, se derrumba. El oeste del continente perdía en 1996 alrededor de 83 GT de hielos al año. Una década más tarde, pierde 132. En la península la Antártida, esta lengua de tierra entre los mares de Wedell y Bellingshausen, la pérdida de hielos es más sensible puesto que creció un 140% en diez años, para alcanzar alrededor de 60 GT anuales.

Estos aproximadamente 190 GT de hielo que terminaron su curso en el océano en 2006 pueden convertirse en milímetros (mm). Es decir, en subidas del nivel medio del nivel de los mares. Al basarse en las estimaciones de Eric Rignot y sus coautores, Anny Cazenave (Laboratorio de estudios en geofísica y oceanografía espacial) calcula en aproximadamente 0,54 mm al año la contribución de la Antártida a la subida del nivel de los mares. O sea casi tres veces la estimación elegida (0,2 mm al año) por el Grupo intergubernamental de expertos sobre la evolución del clima (GIEC).

«Eso sigue siendo escaso en comparación a los 3 mm al año de subida total observada desde hace quince años "descifra Anny Cazenave", pero si se acumulan las contribuciones de Groenlandia y la Antártida consideradas por Rignot, se ve que los casquillos polares cuentan para alrededor de un 30% en la subida actual del nivel del mar!»

¿La aceleración va a continuar? ¿Va a marcar el paso? La fundición de los hielos es un fenómeno conocido y previsible, pero el flujo de los glaciares hacia el mar es imposible de prever a largo plazo. «Quizá el fenómeno va a acentuarse, quizá sólo es transitorio, nadie sabe nada», concluye a Cazenave.
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