El 7 de diciembre pasado, el buque petrolero Hebel Spirit chocó con una balsa al sur de Seúl y derramó más de 10.00 toneladas de crudo al mar. El desastre ha afectado 160 kilómetros de la costa cercana a un importante hábitat de pájaros.
El crudo también ha llegado a lugares pesqueros, lo que amenazará los medios de vida de 27.000 personas que trabajan en la acuicultura.
Doscientas mil personas, la mayoría voluntarios, más de 300 buques, 17 aviones y 13 helicópteros participan en las actividades de emergencia.
A solicitud de la República de Corea, un equipo de la ONU y de la Unión Europea viajó al lugar de los hechos para ayudar a las autoridades a mitigar los efectos del derrame. Los guardacostas de Estados Unidos enviaron también un grupo de expertos para suministrar asesoría.