La empresa se compromete además a mantener estables los precios de los combustibles, tal y como unas semanas antes lo habían hecho la hispano argentina Repsol YPF, la brasileña Petrobras y la estadounidense Esso.
El embajador británico John Hughes, según la prensa, fue el artífice del acercamiento entre la compañía y el Gobierno, que siempre mantuvo una tensa relación con la empresa desde la presidencia de Néstor Kirchner, antecesor de Fernández.
El aumento de la refinación de combustibles es clave para abastecer a muchas ciudades y pueblos del interior de Argentina, que han padecido desabastecimiento durante las últimas semanas, lo que ha afectado a sobre todo a las actividades agropecuarias.
El Gobierno de Kirchner mantuvo siempre una tirante relación con Shell, tanto que poco después de asumir su cargo, llamó a un boicot contra la empresa por haber aumentado el precio de los combustibles.